sábado, noviembre 30, 2019

QUE DIOS DECIDA


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Enio
Meditación Diaria
QUE DIOS DECIDA
Nuestro Pan Diario
**Leer Mateo 6:5-15 (RV95)

MATEO 6:10: “Hágase tu voluntad.”

A Nico y Marilín les encantó ir a un restaurante omakase durante su visita a Nueva York. “Omakase” es una palabra japonesa que quiere decir «decide tú», lo cual significa que los clientes dejan que el chef escoja lo que van a comer. Aunque era la primera vez que probaban este tipo de platos y sonaba riesgoso, les encantó la comida que el chef eligió y les preparó.
Esta idea se puede aplicar a nuestra actitud hacia DIOS con respecto a nuestros pedidos de oración: «Decide tú». Los discípulos veían que JESÚS «se apartaba a lugares desiertos, y oraba» (Lucas 5:16); por éso, un día le pidieron que les enseñara a orar. Les dijo que pidieran por sus necesidades diarias, por perdón y por no caer en tentación. Parte de su respuesta también sugirió una actitud de entrega: «Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra» (Mateo 6:10).
Podemos presentar nuestras necesidades a DIOS porque Él quiere escuchar lo que tenemos en el corazón… y se deleita en dar. Pero nosotros, seres humanos finitos, no siempre sabemos qué es lo mejor; por eso, tiene sentido pedir con un espíritu humilde y sumiso.
Podemos dejar que Él decida, confiados en que escogerá preparar lo que es bueno para nosotros. Anne Cetas
OREMOS: SEÑOR, gracias por tenerme a mí y mis necesidades cerca de TU corazón. Entrego a TU cuidado mi vida y a mis seres amados. En el nombre de CRISTO, amén.
**Leer Mateo 6:5-15 (RV95)

Sobre la oración

»Cuando ores, no seas como los hipócritas, porque ellos aman el orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles para ser vistos por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará en público.
»Y al orar no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos, porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad antes que vosotros le pidáis. Vosotros, pues, oraréis así:
»“Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. 10 Venga tu Reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
12 Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. 13 No nos metas en tentación, sino líbranos del mal, porque tuyo es el Reino, el poder y la gloria, por todos los siglos. Amén”.
14 »Por tanto, si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; 15 pero si no perdonáis sus ofensas a los hombres, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.
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