viernes, marzo 02, 2018

GRATITUD EN LA AFLICCIÓN


Nuestra gratitud por las bendiciones de DIOS.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
GRATITUD EN LA AFLICCIÓN
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**Leer Salmo 119:65-72
SALMOS 119:
Casi a diario expresamos gratitud por las bendiciones de DIOS. Pero, ¿has pensado alguna vez en darle gracias por algo que no te parezca ser una bendición? Un corazón agradecido es más precioso para DIOS cuando, humanamente hablando, nuestra situación no justifica el dar gracias. Pero, al tomar cuatro decisiones fundamentales, podemos empezar a ver el valor de nuestras adversidades y de reaccionar con gratitud.
Creer y confiar en el Señor. Sólo viendo la vida desde una perspectiva bíblica, podremos entender Sus propósitos en nuestras pruebas y confiar en Su sabiduría al permitirlas.
Aceptar la situación como de parte de DIOS, ya sea enviada o permitida por ÉL. Si realmente creemos que ÉL está actuando para nuestro bien: Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, a los cuales él ha llamado de acuerdo con su propósito. A los que de antemano Dios había conocido, los destinó desde un principio a ser como su Hijo, para que su Hijo fuera el primero entre muchos hermanos.” (Romanos 8:28-29), podemos decidir recibir cada dificultad como venida de Su mano amorosa. Entonces podremos decir: “Gracias, SEÑOR”.
Someterte a DIOS en la circunstancia. Aunque es posible que no nos guste la situación, el saber que DIOS es “bueno y bienhechor” (Sallmos 119:68) nos permite poner con confianza nuestra vida bajo su autoridad.
Sacar de ÉL las fuerzas para resistir. Nadie tiene la capacidad dentro de sí de soportar los problemas con gratitud. Solamente confiando en el SEÑOR pueden los creyentes experimentar la adversidad con un corazón agradecido.
Piensa, ahora, en esa circunstancia que te gustaría ver cambiada, y con una nueva mentalidad has esta oración a DIOS:
OREMOS: “SEÑOR, acepto esta situación como proveniente de Tí. Con fe y confianza me pongo bajo Tu amorosa autoridad, y saco de Ti las fuerzas que necesito para soportar con gratitud.
En Tu Santo Nombre, amén”.
**Leer Salmo 119:65-72
Señor, tú has tratado bien a este siervo tuyo, conforme a tu promesa. Enséñame a tener buen juicio y conocimiento, pues confío en tus mandamientos. Antes de ser humillado cometí muchos errores, pero ahora obedezco tu palabra. Tú eres bueno, y haces el bien; ¡enséñame tus leyes! Los insolentes me acusan falsamente, pero yo cumplo tus preceptos de todo corazón. Ellos tienen la mente entorpecida, pero yo me alegro con tu enseñanza. Me hizo bien haber sido humillado, pues así aprendí tus leyes. Para mí vale más la enseñanza de tus labios,
que miles de monedas de oro y plata.

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