viernes, enero 09, 2015

EL PODER DE LAS PALABRAS

Cuida tu boca…
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria  
EL PODER DE LAS PALABRAS
PROVERBIOS 11:12 “El falto de juicio desprecia a su prójimo, pero el entendido refrena su lengua”.
¿Cuántas veces dice la Palabra de DIOS que debemos controlar la lengua y ser discretos y comedidos? ¿Cuántas veces hemos comentado que la imprudencia y la indiscreción de las palabras que salen de nuestros labios traen mucha pena y dolor? Nuestras palabras y la manera como las expresamos hablan mucho acerca de nuestro orgullo y una persona que se deja llevar por su orgullo no puede ser catalogado sino como necio.
¿Cuántos pleitos se han iniciado por una palabra inapropiada e inoportuna? Hasta grandes conflictos bélicos se han desarrollado por malentendidos o insultos y desprecios. También hay quienes sienten que por cada palabra que les dirigen, éllos deben dar una respuesta, es decir, que éllos siempre quieren tener la última palabra en el asunto. Ésto no es más que orgullo y necedad.
Tengamos, pues, mucho cuidado al expresarnos y también en el trato que le damos a los seres que nos rodean, sean conocidos o no. El enemigo está siempre acechando y esperando la oportunidad para hacer de una presuntamente inocente palabra un gran insulto causante de heridas muy difíciles de curar.
Es preferible callar y tomarnos todo el tiempo que sea necesario para escoger cuidadosamente las palabras que hemos de utilizar para responder a los demás, especialmente cuando sentimos que nuestro interlocutor nos ha agredido verbalmente. En el libro de Proverbios encontramos: “Hasta el necio pasa por sabio si guarda silencio; se le considera prudente si cierra la boca.” Dijo también el sabio rey Salomón: “La respuesta amable calma el enojo, pero la agresiva echa leña al fuego.” Hoy día diríamos que dar una respuesta áspera es como querer apagar un fuego con gasolina (nafta, bencina, etcétera.) 
La epístola de Santiago asimismo nos dice: “Todos fallamos mucho. Si alguien nunca falla en lo que dice, es una persona perfecta, capaz también de controlar todo.”  Si es así, podemos preguntarnos: ¿Qué clase de palabras forman parte de nuestro vocabulario normal? ¿Bendigo o maldigo? ¿Alabo o me quejo? ¿Se te puede contar una confidencia?
Estemos atentos a las palabras que salen de nuestra boca, ellas son un claro reflejo de la realidad de nuestro corazón. Busquemos pues dominar nuestra lengua y utilicemos siempre nuestras palabras para bendecir.  ¡Sólo a DIOS sea la gloria!
ORACIÓN: Te pedimos Padre Celestial que limpies nuestro corazón de tal manera que lo que salga de mi labios sea amor y bondad. En el nombre de Cristo, amén.


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