Nuestra
gratitud por las bendiciones de DIOS.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
GRATITUD EN LA AFLICCIÓN
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**Leer Salmo
119:65-72
SALMOS 119:
Casi a diario
expresamos gratitud por las bendiciones de DIOS. Pero, ¿has pensado alguna vez
en darle gracias por algo que no te parezca ser una bendición? Un corazón
agradecido es más precioso para DIOS cuando, humanamente hablando, nuestra
situación no justifica el dar gracias. Pero, al tomar cuatro decisiones
fundamentales, podemos empezar a ver el valor de nuestras adversidades y de
reaccionar con gratitud.
Creer y confiar
en el Señor. Sólo viendo la vida desde una
perspectiva bíblica, podremos entender Sus propósitos en nuestras pruebas y
confiar en Su sabiduría al permitirlas.
Aceptar la
situación como de parte de DIOS, ya sea enviada
o permitida por ÉL. Si realmente creemos que ÉL está actuando
para nuestro bien: “Sabemos
que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, a los cuales
él ha llamado de acuerdo con su propósito. A los que de antemano Dios había
conocido, los destinó desde un principio a ser como su Hijo, para que su Hijo
fuera el primero entre muchos hermanos.” (Romanos 8:28-29), podemos decidir
recibir cada dificultad como venida de Su mano amorosa. Entonces podremos
decir: “Gracias, SEÑOR”.
Someterte a DIOS
en la circunstancia. Aunque es
posible que no nos guste la situación, el saber que DIOS es “bueno y bienhechor” (Sallmos 119:68) nos permite
poner con confianza nuestra vida bajo su autoridad.
Sacar de ÉL las
fuerzas para resistir. Nadie tiene la
capacidad dentro de sí de soportar los problemas con gratitud. Solamente
confiando en el SEÑOR pueden los creyentes experimentar la adversidad con un
corazón agradecido.
Piensa, ahora,
en esa circunstancia que te gustaría ver cambiada, y con una nueva mentalidad
has esta oración a DIOS:
OREMOS: “SEÑOR, acepto esta situación como proveniente de Tí.
Con fe y confianza me pongo bajo Tu amorosa autoridad, y saco de Ti las fuerzas
que necesito para soportar con gratitud.
En Tu Santo Nombre, amén”.
**Leer Salmo
119:65-72
Señor, tú has tratado bien a este
siervo tuyo, conforme a tu promesa. Enséñame a tener buen juicio y
conocimiento, pues confío en tus mandamientos. Antes de ser humillado cometí
muchos errores, pero ahora obedezco tu palabra. Tú eres bueno, y haces el bien;
¡enséñame tus leyes! Los insolentes me acusan falsamente, pero yo cumplo tus
preceptos de todo corazón. Ellos tienen la mente entorpecida, pero yo me alegro
con tu enseñanza. Me hizo bien haber sido humillado, pues así aprendí tus
leyes. Para mí vale más la enseñanza de tus labios,
que miles de monedas de oro y plata.
que miles de monedas de oro y plata.
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