Por y para tu seguridad busca el rostro del Señor cada día…
Comparte esta meditación.
Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
EL QUE HABITA AL ABRIGO DE DIOS
**Leer Salmos
91:1-11
SALMOS 91:2 “Diré yo a Jehová: «Esperanza mía y castillo mío;
mi DIOS, en quien
confiaré»”
Diana, una joven universitaria y consagrada
cristiana, estaba de vacaciones en su pueblo durante el verano. Aquella tarde
fue a visitar unas amigas y mientras conversaban acerca de sus respectivas
experiencias durante el pasado año, el tiempo pasó rápidamente y la noche llegó
sin apenas darse cuenta. Ahora Diana tenía que regresar sola a su casa.
Mientras caminaba en la soledad y oscuridad de
la noche Diana oraba pidiendo a DIOS que la protegiera de cualquier peligro.
Llegó frente a un callejón por el cual solía cortar camino para llegar a su
casa y después de vacilar por unos segundos decidió cruzar por allí. Cuando iba
aproximadamente por la mitad del callejón notó que había un hombre parado al
final como si estuviera esperando por élla.
Se sintió un poco nerviosa y de nuevo oró a
DIOS pidiendo Su protección. Inmediatamente una sensación de profunda paz y
seguridad la envolvió totalmente. Sintió como si alguien estuviese caminando
junto a élla. Cuando llegó al final del callejón, pasó por el lado a aquel
hombre y continuó su camino llegando a su casa sin problemas. Al día siguiente
leyó en el periódico que una joven había sido violada en aquel callejón unos
veinte minutos después que élla pasó por allí. Sintiéndose impactada por esta
tragedia y al pensar que bien pudo haber sido élla, comenzó a llorar dándole
gracias al SEÑOR por Su protección y pidiéndole que ayudara a aquella pobre
muchacha.
Entonces sintió que debía ir a la policía pues
podría ayudar a identificar al violador. Después de contarles su historia, allí
le preguntaron si estaría dispuesta a tratar de reconocer a aquel hombre entre
un grupo de sospechosos. Élla asintió e inmediatamente señaló al hombre que
había visto la noche antes en el callejón. Cuando le dijeron al hombre que
había sido identificado, no le quedó otro remedio que confesar. El oficial le
dio las gracias a Diana por su ayuda y le preguntó si habría algo que éllos pudieran
hacer por élla. Diana le pidió que le hicieran al hombre una pregunta.
Realmente sentía una enorme curiosidad por saber el por qué él no la había
atacado. Cuando el policía le preguntó, el hombre contestó: “Porque con élla iban dos hombres muy altos, uno a cada
lado.”
Desde Génesis hasta Apocalipsis, la Biblia nos
enseña que cuando buscamos el rostro del Señor, y nos esforzamos por vivir bajo
Sus reglas, podremos siempre estar seguros de que contaremos con Su cuidado y
Su protección. En el Salmo 91 encontramos unas cuantas promesas de DIOS para
los que “habitan al abrigo del Altísimo.”
Aquellos que han decidido vivir bajo la voluntad y la dirección del SEÑOR
pueden declarar, como el salmista: “Esperanza mía,
y castillo mío; mi DIOS, en quien confiaré.”
La historia que acabamos de narrar nos da una
prueba evidente de la verdad que envuelve esta declaración. “Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden
en todos tus caminos.” Al igual que Diana, tú puedes hacer tuyas las
promesas de DIOS, si vives bajo Su manto protector.
Busca el rostro del SEÑOR cada día en oración, escudriña Su Palabra,
obedécela y crea una relación íntima con ÉL que te permita habitar bajo Su
abrigo y disfrutar de Sus bendiciones. ¿Habitas al
abrigo de DIOS?
OREMOS: DIOS
de amor, de misericordia y de poder. Quiero disfrutar de Tus promesas de cuidado
y protección para Tus hijos e hijas. Por favor, ayúdame a vivir bajo Tu sombra
y Tu abrigo cada día de mi vida. Aumenta mi fe y dame fuerzas para obedecer Tu Palabra
y permanecer siempre en Tus caminos. En el nombre de Jesús, Amén.
**Leer Salmos 91: 1-11
El
que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: «Esperanza mía
y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré.» Él te librará del lazo del
cazador, de la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá y debajo de sus
alas estarás seguro; escudo y protección es su verdad. No temerás al terror
nocturno ni a la saeta que vuele de día, ni a la pestilencia que ande en la
oscuridad, ni a mortandad que en medio del día destruya.
Caerán
a tu lado mil y diez mil a tu diestra; mas a ti no llegarán. Ciertamente con
tus ojos mirarás y verás la recompensa de los impíos.
Porque
has puesto a Jehová, que es mi esperanza, al Altísimo por tu habitación, no te
sobrevendrá mal ni plaga tocará tu morada, pues a sus ángeles mandará acerca de
ti, que te guarden en todos tus caminos.
Te
invito a visitar nuestra página web en la siguiente dirección:
No hay comentarios.:
Publicar un comentario