A medida que maduramos, entendemos mejor que
DIOS
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
¿NECESITAS PACIENCIA? CONFÍA EN DIOS
HEBREOS 10:35-36
“No perdáis, pues,
vuestra confianza, que tiene una gran recompensa, pues os es necesaria la
paciencia, para que, habiendo hecho la voluntad de DIOS, obtengáis la promesa”.
Hay sin duda
una relación muy estrecha entre la confianza y la paciencia. El pasaje de hoy
nos exhorta a que no perdamos “la confianza” pues "es necesaria la paciencia.”
Si confiamos plenamente en que lo que esperamos llegará, seremos más pacientes
para esperarlo, aunque tarde más de lo que pensábamos.
Ésto es exactamente fe, como la describe Hebreos 11:1 “Fe es la certeza de
lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.”
Podemos
considerar la vida como una carrera que comienza el día en que nacimos y
termina el día que partimos de este mundo. No es una carrera en la cual estemos
compitiendo con los demás, es una carrera individual de diferente duración y de
distintos obstáculos para cada uno. Refiriéndose a esta carrera, Hebreos 12:1-2
dice: “corramos
con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el
autor y consumador de la fe...”
De nuevo la Palabra de DIOS nos habla
de la paciencia. La palabra griega que se utiliza aquí para definir paciencia
es “hipomoné” y significa “persistencia firme”. No se trata, pues, de la
paciencia que se sienta y acepta las cosas resignadamente. Se trata de una
paciencia activa, dominante, que soporta todo pero no se detiene, sino que
marcha adelante con firmeza, hacia la meta, con absoluta certeza en la
victoria.
Y también nos
habla el autor de Hebreos de confianza. Dice que debemos poner los ojos en
Jesús. Esto significa hacerlo a ÉL, el foco central de nuestras vidas. Es
mirarlo a ÉL y no a las circunstancias que nos rodean. Es confiar en el SEÑOR
en todas las situaciones que puedan presentarse ante nosotros, por negativas y
difíciles que estas sean.
JESÚS advirtió
a SUS discípulos que en sus vidas encontrarían obstáculos y dificultades. Les
dijo: “En el
mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” (Juan 16:33). En otras palabras, cuando
llegue la prueba y la adversidad, no se desesperen, confíen en MÍ, y yo los
guiaré al triunfo.
Cuando
ponemos nuestra confianza en el SEÑOR, ÉL se encarga de todos los obstáculos
que encontremos en esa carrera. ÉL nos guiará hacia la meta, y nos dará la
victoria que ÉL obtuvo hace 2,000 años cuando venció en la cruz del Calvario.
La paciencia
es resultado de las pruebas y las dificultades, pero es a la vez el ingrediente
que necesitamos para seguir adelante hasta la victoria. Santiago 1:2-4 dice: “Hermanos míos, tened por
sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de
vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que
seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.”
La prueba
produce paciencia, pero no es el producto final. La paciencia tiene un
propósito: que lleguemos a ser perfectos y cabales, es decir que maduremos
espiritualmente hasta llegar al punto que hagamos la voluntad de DIOS. Éste es
el propósito del SEÑOR en nuestras vidas. Esa es la meta. Así obtendremos la
promesa de que nos habla el pasaje de hoy.
A medida que
maduramos, entendemos mejor que DIOS espera que confiemos en ÉL en todo
momento. Entonces seremos más pacientes. No nos afanaremos tanto, no nos sentiremos
desesperados cuando las cosas no parezcan mejorar, sino que con paciencia
esperaremos la victoria que habrá de llegar en el momento perfecto, en el
tiempo del SEÑOR y de acuerdo a SU voluntad.
OREMOS: PADRE Santo, ayúdame a mantenerme firme en esta carrera con mis ojos
fijos en JESÚS en todo momento.
Aumenta mi fe y dame la paciencia y la fuerza que necesito para no
desfallecer y continuar hasta la meta que TÚ tienes señalada para mí. En el
nombre de JESÚS, amén.
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