Gracias
Señor…
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
Meditación Diaria
HACE MUCHO TIEMPO
2a
CORINTIOS 11:25b-26 "...tres veces naufragué, y pasé un día y una noche
como náufrago en alta mar. Mi vida ha sido un contínuo ir y venir de un sitio a
otro; en peligros de ríos, peligros de bandidos, peligros de parte de mis
compatriotas, peligros a manos de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros
en el campo, peligros en el mar y peligros de parte de falsos hermanos".
Cuando San Pablo
escribió a la iglesia en Corinto, podía recordar claramente su naufragio y el
tiempo que estuvo a la deriva en el mar.
Millvina Dean, quien
murió en el 2009, no tuvo tales recuerdos. Fue la última pasajera sobreviviente
del Titanic, que nunca pudo recordar el choque y el pánico, ni tampoco cuando
fue puesta en un saco de correo y bajada hacia un bote salvavidas, mientras el
transatlántico se hundía.
No debería
sorprendemos la incapacidad de Millvina de no haber podido recordar lo que
sucedió esa terrible noche ya que, con sólo nueve semanas de vida, era la
pasajera más pequeña a bordo de ese gran barco. Élla tenía casi nueve años
cuando su madre al fin le contó la historia del desastre. Recién entonces se
enteró que su padre se había ahogado con los otros 1.500 pasajeros que murieron
esa noche.
Si bien hay diferencias entre los naufragios de San Pablo y de Millvina, también hay una similitud: ambas personas fueron salvadas completa y totalmente por la acción de otra persona: élla fue salvada por manos desconocidas que la bajaron a la seguridad del bote salvavidas, mientras que Pablo, junto con el resto de nosotros, fue rescatado por la sangre derramada por nuestro Salvador.
Si bien hay diferencias entre los naufragios de San Pablo y de Millvina, también hay una similitud: ambas personas fueron salvadas completa y totalmente por la acción de otra persona: élla fue salvada por manos desconocidas que la bajaron a la seguridad del bote salvavidas, mientras que Pablo, junto con el resto de nosotros, fue rescatado por la sangre derramada por nuestro Salvador.
Gracias a que Jesús
hizo lo que hizo dedicando su vida y su muerte a salvarnos, es que hemos sido
perdonados y recibido la promesa de un refugio con El en el cielo.
Y así como Millvina
estuvo agradecida toda su vida a esas manos desconocidas que la habían
rescatado, es justo que nosotros alabemos a Jesús en todo momento por la salvación
que nos regaló con Su vida.
ORACIÓN: Amado Salvador,
te doy gracias porque por Tu sacrificio perfecto, he sido rescatad@ de la
muerte y la condenación eterna. Ayúdame para que nunca olvide el sacrificio que
hiciste en la cruz del Calvario por mí. En tu nombre. Amén.
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