Mirar
las cosas de arriba…
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Bendiciones,
Enio
Meditación
Diaria,
¿CÓMO ESTA TU VIDA
ESPIRITUAL?
COLOSENSES 3:1-6 “Puesto que
ustedes ya han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está
Cristo sentado a la derecha de DIOS. Pongan la mira en las cosas del
cielo, y no en las de la tierra. Porque ustedes ya han muerto, y su vida está
escondida con Cristo en DIOS. Cuando Cristo, que es la vida de ustedes,
se manifieste, entonces también ustedes serán manifestados con El en
gloria. Por lo tanto, hagan morir en
ustedes todo lo que sea terrenal: inmoralidad sexual, impureza, pasiones
desordenadas, malos deseos y avaricia. Eso es idolatría. Por cosas como
éstas les sobreviene la ira de DIOS a los desobedientes. ”
Un piloto estaba
volando por encima del desierto de Arabia, cuando se dio cuenta que su avión
necesitaba combustible, por lo que aterrizó en un oasis en el cual había una
estación de servicio, y allí llenó el tanque de su avioneta. De nuevo despegó,
y al poco tiempo se encontraba volando sobre un área montañosa.
Entonces escuchó un
ruido detrás de él como si alguien estuviera arañando algo. Parecía que un
animal se había introducido en el fuselaje del pequeño avión. El piloto se
alarmó mucho, pues sabía que si un animal se comía los alambres eléctricos
podía provocar un grave accidente. Pero era imposible aterrizar en aquel
terreno tan escarpado.
Entonces se le
ocurrió una idea. Puso el avión en dirección de ascenso y aceleró al máximo,
elevándose más y más hacia el cielo hasta que cesaron los ruidos de algún
animal arañando y royendo.
Más tarde, cuando
aterrizó en un aeropuerto, encontró una enorme rata del desierto que se había
colado en el avión, sin que él se diera cuenta, cuando se detuvo a echar
combustible. Acostumbrada a la altura del desierto, la rata no pudo sobrevivir
cuando el avión se elevó a una altura mucho mayor.
Lo mismo sucede en
nuestra vida espiritual. A medida que “nos elevamos” espiritualmente, y nos
acercamos más a DIOS, nuestra naturaleza pecaminosa y los malos hábitos del
pasado dejan de existir. Los viejos patrones de vida no pueden sobrevivir en el
nuevo nivel espiritual.
Por eso, en el pasaje
de hoy, el apóstol Pablo exhorta a los cristianos de la iglesia de Colosas y a
nosotros también, a que busquemos “las cosas de
arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de DIOS.” Y enfatiza
en éllo con una serie de instrucciones dirigidas a revelar en ellos la vida de
Cristo. Con ese fin les dice: “Poned la mira
en las cosas de arriba...”; “Haced morir, pues, lo terrenal en
vosotros...”; “Dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia,
blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca.”; “No mintáis los unos a los
otros...”
Ciertamente es nuestra responsabilidad actuar como hizo aquel piloto para salvar su vida. En primer lugar busquemos “las cosas de arriba”, fijando en ellas nuestra mirada, y “acelerando al máximo”, elevando nuestro nivel espiritual cada día de nuestras vidas.
Ciertamente es nuestra responsabilidad actuar como hizo aquel piloto para salvar su vida. En primer lugar busquemos “las cosas de arriba”, fijando en ellas nuestra mirada, y “acelerando al máximo”, elevando nuestro nivel espiritual cada día de nuestras vidas.
Quizás no siempre
podamos lograrlo por nuestras propias fuerzas, pero si somos constantes en esta
búsqueda, el Espíritu Santo nos recordará todo lo que Jesús dijo, y nos dará
las fuerzas para llevarlas a la práctica. Entonces podremos decir como dijo
Pablo: “Todo lo puedo en
Cristo que me fortalece.” (Filipenses 4:13).
Para ello es
imprescindible vivir una vida de comunión con DIOS por medio de la oración y la
lectura de la Palabra diariamente, meditando en élla, y aplicándola en nuestro
diario vivir.
ORACIÓN: Bendito Padre celestial, te ruego me des fuerzas y me capacites para
actuar conforme a lo que me enseña Tu Palabra, haciendo morir lo terrenal en
mí, y dejando todo aquello que no glorifica Tu nombre. Fortaléceme por medio de
Tu Espíritu, para que la imagen de Tu Hijo se vea reflejada en diario vivir y
en mi testimonio. En el nombre de Jesús, Amén.
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