Tu
próximo paso…
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Bendiciones,
Enio
Meditación diaria
¿TEMES DAR EL PRÓXIMO PASO?
ISAIAS
43:2 “Cuando cruces las aguas, yo estaré
contigo; cuando cruces los ríos, no te cubrirán sus aguas; cuando camines por
el fuego, no te quemarás ni te abrasarán
las llamas”
El pueblo de Israel, bajo
la dirección de Josué, finalmente estaba muy cerca de la anhelada tierra
prometida. Sólo necesitaban cruzar el río Jordán y tomar posesión de “todo
lugar que pisare la planta de sus pies”, según le había prometido el Señor a
Josué. (Josué 1:3). Sin embargo existía
todavía un gran obstáculo, pues el Jordán era un río muy caudaloso y nada fácil
de cruzar a pie.
Pero lo que es imposible
para los hombres es fácil para DIOS. El Señor le promete a Josué que las aguas
del Jordán se dividirían, y ellos podrían pasar al otro lado de la misma manera
que cruzaron el Mar Rojo después que salieron de Egipto. Y al igual que en
aquella ocasión DIOS le dijo a Moisés que extendiera su vara sobre el mar y
entonces las aguas se dividieron, ahora le dice a Josué que cuando los pies de
los sacerdotes que llevan el arca de Jehová pisen las aguas del Jordán, estas
se dividirían.
Y “cuando los pies de los
sacerdotes que llevaban el arca fueron mojados a la orilla del agua, las aguas
fueron divididas, y el pueblo pasó en dirección de Jericó”. No hay duda de que
tanto en una situación como en la otra fue el poder de DIOS el que hizo el
milagro, pero en ambas ocasiones se requirió que alguien diera el primer paso.
Al frente de algunos
edificios gubernamentales hay una puerta de entrada que se abre
automáticamente. Al entrar al edificio se encuentra otra puerta a varios pies
de la primera. Por razones de seguridad, la segunda puerta no se abre hasta que
la primera se ha cerrado completamente. O sea, después de pasar por la primera
puerta, para que ésta se cierre totalmente es necesario dar un paso hacia el
frente y entonces la segunda puerta se abre. Mientras la persona permanece en
la primera puerta, la segunda no se abre.
El plan de DIOS en nuestras
vidas se desarrolla de manera similar a estas puertas automáticas. El Señor no
permitirá que la próxima puerta de tu vida se abra mientras tú no te muevas de
la primera. Él espera que marches adelante, que dejes atrás tu pasado y que,
por fe, te extiendas hacia el futuro.
Habiendo entendido
perfectamente este concepto, así lo declaró el apóstol Pablo a los filipenses: “Hermanos,
yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando
ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo
a la meta, al premio del supremo llamamiento de DIOS en Cristo Jesús.”
(Filipenses 3:13-14).
Como creyentes, tenemos que
marchar hacia adelante pues no está en los planes de DIOS que nos quedemos
estancados en un punto de nuestras vidas. El nos ha llamado a salvación para
que pasemos a la eternidad junto a Él. Sin duda encontraremos obstáculos en el
camino, pero mientras persistamos, E
Él nos ayudará a llegar a
la meta.
Quizás te encuentres en una
situación en la que debes tomar una decisión. Si has estado orando en busca de
la dirección de DIOS, y has sentido en tu corazón que debes dirigirte en un
cierto sentido, da un paso al frente en el nombre del Señor. Tu Padre celestial
quiere bendecirte y que disfrutes de la tierra prometida que El tiene para ti.
Sólo tienes que esforzarte,
tener fe y marchar adelante. Una vez que lo hagas, verás la mano de DIOS
abriendo puertas delante de ti. DIOS te ama; por lo tanto no temas. Él tiene un
plan maravilloso. Su presencia te acompaña siempre y Su protección en medio de
la adversidad será una realidad.
Ante el próximo paso que
tengas que dar, tal vez tendrás que cruzar por lugares peligrosos, por ríos
tormentosos, por aguas turbulentas y fuegos abrasadores, pero DIOS promete que
no te ahogarás, ni te quemarás.
Aprópiate de las promesas
de protección del Señor, así como lo hizo David en medio de circunstancias
difíciles, y podrás declarar: “El Señor afirma los pasos del hombre cuando
le agrada su modo de vivir; podrá tropezar, pero no caerá, porque el Señor lo
sostiene de la mano. (Salmo 27:23-24).
ORACIÓN: Padre santo, te
ruego quites de mí todo temor, y aumentes mi fe para marchar adelante confiando
en que Tú me llevarás a ese precioso lugar que has preparado para mí. En el
nombre de Jesús, Amén.
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