Nunca
estamos demasiado viejos para ser útiles,
si nos
ponemos a disposición de DIOS para Sus propósitos.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
by
Charles Stanley
MANTENTE JOVEN Y PRODUCTIVO
Salmo 92:12-15 “Los
buenos florecen como las palmas y crecen como los cedros del Líbano. Están plantados en el templo del Señor;
florecen en los atrios de nuestro DIOS.
Aun en su vejez, darán fruto; siempre estarán fuertes y lozanos, y
anunciarán que el Señor, mi protector, es recto y no hay en él injusticia.”
Nuestra cultura está obsesionada por la juventud. El
mercado rebosa de productos que prometen mejor salud, menos arrugas y un físico
perfecto. Sin embargo, estas cosas
tocarán sólo la superficie del problema de nuestro envejecimiento, ya que, a
menos que intervenga la muerte, envejecer es inevitable.
No obstante, estar feliz con la vejez es una elección.
Cada uno de nosotros tendrá que decidir si va a florecer o a secarse, a
fortalecerse o a debilitarse.
Físicamente, no tenemos alternativa en el asunto, pero sí podemos
mantenernos jóvenes en alma y espíritu, a pesar de nuestra edad cronológica.
Cuando la persona justa está firmemente plantada en el
Señor, será fructífera en las cosas que durarán por la eternidad. Nunca
dejaremos de dar fruto. Por el contrario, DIOS quiere que mantengamos siempre
una relación íntima con Él.
De esa manera, podremos hacer el trabajo que el Señor
nos ha encomendado (Jn
15.4). La persona justa se desarrollará fuerte en el
Señor, como un cedro del Líbano (Sal
92.12). Estos árboles pueden alcanzar una altura de 40 metros y una
circunferencia de 12 metros .
¡Y qué árbol tan fuerte!
Si caminamos con Cristo en los días postreros de
nuestra vida, podemos tener la confianza y la estabilidad que se originan sólo
en una fe fuerte. Cada año será una oportunidad para confiar más en DIOS y
depender totalmente de Su Palabra.
Mantenerse joven mientras se envejece comienza en la
mente. Nunca dejes de escuchar al Señor, ni de aprender de Su Palabra.
Permite que pensamientos santos definan tus actitudes.
Se agradecido, ríe siempre y regocíjate en tu Señor. Y, sobre todo, sigue
creyendo en Él y amándole con todo tu corazón.
ORACIÓN: Gracias mi DIOS por las muestras de Tu amor. Gracias por la vida que me
das, por la salud que me prestas y por las grandes y diarias bendiciones que
recibo. Gracias por los momentos de
prueba que me acercan más a Ti. Gracias Señor
por mi trabajo, mis familiares, mis amigos, gracias por todo, bendícelos Señor.
En el nombre de Cristo Jesús, amén.
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