martes, marzo 12, 2019

LAS CONSECUENCIAS DE QUEDARSE A LA DERIVA


La deriva espiritual se produce cuando dejamos de dirigirse al Señor.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
LAS CONSECUENCIAS DE QUEDARSE A LA DERIVA
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HEBREOS 3:12-13 “Hermanos, cuídense de que ninguno de ustedes tenga un corazón tan malo e incrédulo que se aparte del Dios viviente.  Al contrario, anímense unos a otros cada día, mientras dura ese «hoy» de que habla la Escritura, para que ninguno de ustedes sea engañado por el pecado y su corazón se vuelva rebelde.” (DHH)
La deriva espiritual, el alejamiento gradual de DIOS y de Su voluntad, se produce cuando un creyente deja de dirigirse al SEÑOR. Como un bote sin remos sobre las aguas, el cristiano se desliza y aleja de manera lenta e indiferente del estudio regular de la Biblia, la oración y la reunión con otros cristianos. Lo cual trae como consecuencias el deslizarse en aguas inexploradas y peligrosas.
Una vida descarriada está fuera de la voluntad de DIOS y, por tanto, en pecado. El ESPÍRITU SANTO aguijonea la conciencia para enviar un mensaje al creyente que se ha descarriado, aunque esa persona sea propensa a ignorar tales advertencias. Si un cristiano justifica una y otra vez su desvío y niega el pecado, su conciencia se adormece poco a poco. Una persona que se vuelve insensible al pecado, prepara el terreno para una conducta aún más pecaminosa y con menos sentimiento de culpa.
A medida que la conciencia del creyente se desvía se anestesia más y más, sus oídos espirituales se insensibilizan y la verdad no puede penetrar, pues le ha abierto las puertas a actitudes y filosofías erróneas. Peor aún, su corazón se endurece a las cosas de DIOS. Al alejarse de los testimonios del poder, la gracia y la misericordia divina, evade situaciones que pudieran despertar la conciencia y mover su espíritu hacia el arrepentimiento.
Las personas se alejan de DIOS en busca de más — más libertad, más opciones y más placer. Pero dado que las consecuencias son un corazón endurecido, una conciencia adormecida y oídos muertos, acaban con menos. El creyente a la deriva sacrifica la vida victoriosa en CRISTO por una existencia carente de satisfacción permanente.
OREMOS: PADRE CELESTIAL, líbrame de caer en la tentación de no escucharte, de endurecer mi corazón, de tener mi conciencia adormecida y mis oídos muertos a TU llamado.
Te lo pido en el amor de nuestro Señor JESUCRISTO, amén.
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