Es sed que DIOS
despierta en el ser humano la que le conduce a buscar a Cristo, manantial de
vida eterna.
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meditación.
Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
DOMINGO 5
DE AGOSTO DE 1962
El Aposento Alto
**Leer Juan 4:7-15 (RVR)
JUAN 4:11 “La mujer le dijo: — Señor, no tienes con qué sacarla,
y el pozo es
hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? (RVR)
Nos hallábamos veraneando en un pueblo del Canadá. El
agua potable teníamos que sacarla de un pozo, haciendo uso de una bomba
anticuada. El pozo era profundo y la succión de la bomba defectuosa. Cuando
tenía necesidad de un cántaro de agua, me tocaba bombear con fuerza y rapidez,
hasta sentir por el peso de la palanca que subía el agua. Por fin, brotaba a
borbotones el líquido, llenaba el cántaro y seguía corriendo entretanto que
alguien continuase moviendo la palanca vigorosamente.
El «agua viva»
tiene su origen en las profundidades del amor de DIOS. Me imagino que ÉL quiere
que nos esforcemos por adquirir el agua de vida. Desde luego, nada podremos
hacer para producirla; nada podremos hacer para merecerla. Pero sí podemos
allegarnos a CRISTO, con nuestra sed y nuestro cántaro, puesto que ÉL es el
único que proporciona el agua viva.
A la vez siempre habrá algún medio para colaborar
dentro de la iglesia, interesando a las almas necesitadas para que acudan a
satisfacer su sed con el agua de vida.
OREMOS: Oh SEÑOR, dígnate despertar en nosotros una sed de Tí
que nos conduzca al pozo de agua viva que habrá de transformarnos en «fuente
que salte para vida eterna» mediante JESUCRISTO, nuestro Redentor. Amén.
Sr. Frederick W. House (Nueva York,
EE.UU.)
**Leer Juan 4:7-15 (RVR95)
Llegó
una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: —Dame de beber —pues sus
discípulos habían ido a la ciudad a comprar alimentos—.
La
mujer samaritana le dijo: —¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que
soy mujer samaritana? —porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí.
Respondió
Jesús y le dijo: —Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice:
“Dame de beber”, tú le pedirías, y él te daría agua viva.
La
mujer le dijo: —Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde pues dónde, pues, tienes el agua viva? ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio
este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?
Jesús
le contestó: —Cualquiera que beba de esta agua volverá a tener sed; pero el que
beba del agua que yo le daré no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le
daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.
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