El SEÑOR está dispuesto y tiene el
poder para guiarnos, si se lo permitimos.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
TENEMOS UN GUÍA CONFIABLE
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SALMO 32:8,9: “El Señor dice: «Mis
ojos están puestos en ti. Yo te daré instrucciones, te daré consejos, te
enseñaré el camino que debes seguir. 9 No seas como el mulo o el caballo, que no
pueden entender y hay que detener su brío con el freno y con la rienda, pues de
otra manera no se acercan a ti.»
En una de las
paredes de mi oficina cuelga un retrato que he tenido por casi sesenta años.
Muestra al SEÑOR JESÚS de pie detrás de un hombre joven cuyos ojos están
centrados en la dirección que el Maestro apunta. La mano de Jesús está sobre el
hombro del hombre, e imagino que Le dice: “Este es
el camino por el que vamos. Te llevaré a tu lugar de destino”. Aunque en
la senda habrá alegrías y tristezas, el SEÑOR guía a Sus hijos durante todo el
camino hasta la morada eterna.
Cualquier
persona sincera reconocerá que no está preparada para andar por la vida sola.
Nuestro DIOS Omnisciente nos creó con la necesidad de buscar Su dirección. Con
nuestras fuerzas, conocimientos y poder de razonamiento no podemos tomar las
decisiones más prudentes. Pero la mano amorosa del SEÑOR en nuestro hombro
puede conducirnos por el camino correcto para tomar buenas decisiones.
El SEÑOR está
dispuesto y tiene el poder para guiarnos, si Se lo permitimos. Caminar con ÉL
no es difícil. Reconoce que te has desviado a sendas que te han llevado al
pecado y a la desobediencia. Decide seguir la dirección de DIOS leyendo Su
Palabra y practicando los preceptos bíblicos. Y aprende a traer delante de DIOS
tus decisiones grandes y pequeñas mientras buscas la senda que ÉL ha dispuesto
para tí.
Más allá de
nuestro último latido del corazón se encuentra la eternidad. Es hacia allá
donde nos está dirigiendo nuestro Salvador. Nuestra tarea es seguir en
obediencia, para que podamos alcanzar el cielo y escuchar decir al Padre: “Bien, buen siervo y fiel”.
OREMOS: Padre Celestial ayúdame a cambiar el rumbo de mi
vida. Me he desviado del camino correcto y he pecado, Señor. Ayúdame para que
la lectura de Tu Palabra sea mi guía, me enseñe a amarte y todo lo aprendido lo
pueda poner en práctica. Señor, que todo lo que haga sea de Tu agrado.
Te lo pido en el nombre de Cristo, amén.
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