Muchas veces culpamos a otros
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
EL GOZO DE LA LIBERTAD
JUAN 8:32 “Y conoceréis la verdad, y la verdad
os hará libres”
Es conocida la historia de un
duque italiano que fue a bordo de un barco de galera. Cuando pasaba por la tripulación de esclavos, preguntó a
varios de ellos cual había sido el crimen que les había llevado a servir en el
barco como remeros. Todos reclamaban diciendo que no tenían culpa alguna. El
culpable era otra persona o el juez que había sido sobornado para condenarlos.
De repente el duque paró delante de un joven, fuerte, que también estaba
cumpliendo su pena. Al preguntarle lo que había hecho, él contestó: “Mi señor,
yo he sido condenado justamente. Quería tener dinero y robé para satisfacer mi
voluntad. Nadie fue culpable de eso, sino yo mismo”. El duque, al oír el relato
del joven, lo agarró por el hombro y dijo: “¡Bellaco! ¿Que está haciendo aquí
entre tantos hombres honrados? ¡Salga inmediatamente de allí!” El joven fue
puesto en libertad mientras los otros permanecieron trabajando en los remos.
(Spurgeon)
Muchas veces
culpamos a otros por nuestros fracasos, por nuestra soledad, por la falta de
dinero, por la pérdida de un empleo, por ser elegidos en favor de otra persona,
por la situación difícil por qué pasamos, etc., etc. No conseguimos ver
nuestros errores. No reconocemos nuestros pecados. No comprendemos que, en la
mayoría de las veces, la culpa es solamente nuestra. No percibimos cuán
indiferentes somos, ignorando a DIOS y perdiendo las bendiciones que ÉL ha
preparado para aquéllos que en ÉL confían.
Cuando nos
colocamos, humildes, delante del altar del Señor, confesando nuestras faltas y
pidiendo a ÉL perdón por nuestras malas actitudes, no por merecimiento, pero si
por los méritos del nuestro Salvador Jesucristo, ÉL nos abraza, retira toda la
condenación, nos ofrece la bendición de la libertad para una vida plena de
alegría y dicha.
Reconoce tus
errores, pide perdón y disfruta de la alegría de la libertad que solo DIOS
puede dar.
ORACIÓN: Padre Celestial, humildemente me acerco a Ti para
poner ante Tu presencia todos mis errores, mis pecados y faltas cometidas y Te
pido perdón por éllo. Sé que Tú me vas a escuchar. Confío en Ti. Gracias Señor.
En el nombre de Cristo, amén.
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