Tú te mereces
lo mejor, Señor.
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meditación.
Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
PRIORIDADES
LUCAS 12:13-15 “Uno de entre la multitud le pidió: 'Maestro, dile a mi hermano que
comparta la herencia conmigo.' 'Hombre', replicó Jesús, '¿quién me nombró a mí
juez o árbitro entre ustedes? ¡Tengan cuidado!', advirtió a la gente.
'Absténganse de toda avaricia; la vida de una persona no depende de la
abundancia de sus bienes”.
En 1999, la revista Time nombró a
Albert Einstein como la persona del siglo, por ser: "El científico
preeminente en un siglo dominado por la ciencia". Cuando Einstein murió en
1955, donó los derechos literarios de sus 75,000 trabajos, junto con otras
pertenencias, a la Universidad Hebrea de Jerusalén. Aparentemente, los derechos
a la "imagen" de Einstein también los tiene dicha Universidad.
Esto significa que, cada vez que uno ve
el rostro de Einstein en una camiseta, o en una taza, o en un poster, o
película, rompecabezas o moneda, la Universidad gana dinero... y Evelyn
Einstein no gana nada. Evelyn, de 69 años, es la nieta de Einstein, quien ha
estado batallando con cáncer. Es por ello que dice que la Universidad debería
compartir un poco de esas ganancias con ella, para ayudarla a pagar los gastos
médicos. Por su parte, la Universidad dice: "Einstein dejó toda su
propiedad intelectual, que abarca su propiedad literaria y papeles personales,
a la Universidad Hebrea, incluyendo los derechos de uso de su imagen... el
ingreso que la universidad recibe del uso de su imagen se dedica a la
investigación científica".
¿Quién tiene razón? Creo que la mejor
respuesta la encontramos en Jesús, quien dice: "Hombre, ¿quién me nombró a mí juez o
árbitro entre ustedes? ¡Tengan cuidado! Absténganse de toda avaricia; la vida
de una persona no depende de la abundancia de sus bienes". A
veces nos olvidamos de la última parte de la sabiduría de Jesús, y nos pasamos
la vida acumulando 'cosas'. Por ejemplo, cuando le preguntamos a un ejecutivo
qué es más importante, si la familia o el trabajo, la respuesta siempre va a
ser la familia. Sin embargo, si le preguntamos en qué invierte la mayoría de su
tiempo y energía, la respuesta va a ser diferente.
Lo mismo podemos decir de muchos de
nosotros. Es por éllo que tenemos que cuidar nuestras prioridades. La sociedad
ejerce una fuerte presión sobre cada uno de nosotros y a menos que hagamos de
DIOS verdaderamente nuestra prioridad, fácilmente podremos empezar a
deslizarnos en el afán, la ansiedad, el exitismo o el pecado. El adorar a
nuestro Salvador no debería estar a la misma altura que limpiar la casa o
cortar el césped.
La vida es más que “acumular cosas”...
y el Salvador, que dio Su vida para cambiar nuestro destino eterno, se merece
lo mejor de nosotros.
ORACIÓN: Señor,
gracias porque puedo venir ante Tu presencia sin temor y con confianza. Ayúdame
a tomar de Tus fuerzas y Tu paz para ordenar mis prioridades, y que de todas
ellas Tu ocupes siempre el primer lugar, equipándome para ser lo mejor que
pueda ser, tanto en el hogar como en el trabajo así como en Tu servicio. ¡A Ti
sea la gloria! En el nombre de Jesús. Amén
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