Espera el tiempo del Señor
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
LAS PREOCUPACIONES, ¿TE ATORMENTAN?
FILIPENSES 4:6-7 “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones
delante de DIOS en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de DIOS, que sobrepasa todo
entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo
Jesús.”
El famoso novelista y humorista norteamericano
Mark Twain escribió que muchas veces se preocupó por tragedias en su vida, la mayoría
de las cuales nunca sucedieron. Quizás su declaración nos haga sonreír, pero lo
cierto es que esta es una realidad en la vida de la mayor parte de la humanidad.
Y es lamentable, pues la preocupación afecta nuestra paz, gozo, salud física y
mental, y en el aspecto espiritual perturba nuestra relación con DIOS.
Un pastor cuenta que en una ocasión aprendió
una valiosa lección acerca de cómo vencer la preocupación. “Yo había salido en
un viaje misionero a un remoto país –dijo- a pesar de que sabía que en mi ausencia
se iba a llevar a cabo una reunión suma mente importante. Durante el viaje me sentí
constantemente preocupado acerca de los resultados de la reunión. Pensé que yo había
cometido un error al decidir viajar, pues estaba seguro que mi presencia en esa
reunión era de vital importancia. Mi mente estaba terriblemente atormentada. Aunque
había una diferencia de ocho horas entre las dos ciudades, decidí hablar con el
Señor en el preciso momento en que la reunión se estaba llevando a cabo. Mientras
yo oraba en la habitación del hotel tarde en la noche, DIOS habló claramente a
mi atribulado espíritu y me dijo: “¿Quién tú prefieres que esté presente en la reunión,
tú o yo?” En ese momento me reí a carcajadas, mientras mi ansiedad y mi autosuficiencia
desaparecían como por arte de magia.”
El pasaje de hoy nos exhorta a no estar
afanosos sino a orar. La oración nos recuerda que DIOS está constantemente en
control y que Su poder, sabiduría y amor se manifiestan en cualquier problema en
nuestras vidas por difícil que este sea. Cuando oramos, estamos involucrando a nuestro
Padre Celestial en nuestras circunstancias y poniendo los resultados en Sus manos
soberanas. Entonces debemos estar atentos a lo que DIOS tiene que decirnos. Escuchar
la voz de DIOS de la manera en que lo describió el pastor de la historia no sucede
con mucha frecuencia, pero nosotros podemos aprender a mantener nuestros oídos espirituales
en sintonía con el Espíritu de DIOS, por medio de la constante oración y la diaria
lectura de la Biblia.
El Señor se comunica con nosotros a través
de Su Palabra. Cuando la leemos como si estuviésemos escuchando su voz, el tiempo
de lectura se enfocará más en lo que el Padre nos está diciendo. Podemos preguntarnos,
“¿Qué me estará diciendo este pasaje?” o “¿Qué debo hacer, Señor?” A medida que pasemos tiempo diario con DIOS, nuestra relación con ÉL se irá
fortaleciendo, y será cada vez más íntima. ÉL se deleita en nuestro diálogo
porque ÉL quiere revelarse a nosotros.
El Salmo 37:7 dice: “Guarda silencio
ante el Señor, y espera en El con paciencia;” DIOS se manifestará en
las circunstancias de aquellos que esperan confiadamente en ÉL. No permitas que la preocupación te controle y te mueva a actuar precipitadamente.
Espera el tiempo del Señor. El apóstol Pedro, tan conocido por su impulsividad,
aprendió muy bien este principio, y siendo un anciano escribió a “los expatriados
de la dispersión”, exhortándolos a echar todas sus preocupaciones y afanes en los
brazos del Señor, y esperar pacientemente. Así dice
1a Pedro 5:6-7: “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de DIOS, para que ÉL
os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre ÉL, porque ÉL
tiene cuidado de vosotros.”
ORACIÓN: Padre amado,
me postró humildemente ante Tu trono de gracia para depositar en Tus manos
todas mis cargas, mis afanes y mis preocupaciones. Ayúdame a descansar en Ti y
a esperar en Ti, y lléname de esa paz que sobrepasa todo entendimiento. En el
nombre de Jesús, amén.
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