Expreso mi
amor por DIOS cuando muestro bondad a mis vecinos
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
¿QUIÉN
ES MI PRÓJIMO?
El Aposento
Alto
**Leer
Lucas 10:25-37
1ª JUAN 3:18 Queridos
hijos, no amemos de palabra ni de labios para afuera, sino con hechos y de
verdad.” (NVI)
Mientras conducía fuera del estacionamiento de un
centro comercial, una joven tocó frenéticamente la ventana de mi auto. La joven
me rogó: «¿Podría ayudarme? Hace poco me mudé aquí y
vine para una entrevista de trabajo esta mañana. Ahora mi auto no arranca y no
sé qué hacer. Me estoy quedando con mi hermano y he tratado de llamarle, pero
no contesta». Le pregunté dónde vivía su hermano y ella respondió: «Como a unos 20 minutos de aquí pero no tengo dinero para
pagar un taxi».
Yo tenía una cita, pero sentí que no podía dejarla
desamparada. Le ofrecí dinero para un taxi. Ella se secó los ojos y aceptó, agradecida.
Mientras conducía, oré por esa joven y recordé la parábola de JESÚS sobre el buen samaritano(**). La pregunta del experto de ley fue: «¿Y quién es mi
prójimo?».
La mayoría de nosotros pensamos que
nuestros vecinos son las personas que viven al lado.
Según Jesús, nuestro prójimo es alguien
con quien nos encontramos, está en necesidad y a quien podemos ayudar
sin importar cuán diferentes somos.
A medida que mostramos
bondad hacia los necesitados, demostramos nuestro amor por DIOS.
OREMOS: DIOS misericordioso, abre nuestros ojos y nuestros
corazones a nuestros vecinos necesitados.
Que cada acto de bondad sea una expresión de
nuestro amor por TÍ. En el amor de JESUCRISTO, amén.
Sra. Geraldine Nicholas (Alberta, Canadá)
**Leer Lucas 10:25-37
PARÁBOLA DEL BUEN SAMARITANO
25 Un maestro de la ley fue a hablar con
Jesús, y para ponerlo a prueba le preguntó: —Maestro, ¿qué debo hacer para
alcanzar la vida eterna?
26 Jesús le contestó: —¿Qué está escrito en
la ley? ¿Qué es lo que lees?
27 El maestro de la ley contestó: —“Ama al
Señor tu DIOS con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y
con toda tu mente”; y, “ama a tu prójimo como a ti mismo.”
28 Jesús le dijo: —Has contestado bien. Si
haces eso, tendrás la vida.
29 Pero el maestro de la ley, queriendo
justificar su pregunta, dijo a Jesús:
—¿Y
quién es mi prójimo?
30 Jesús entonces le contestó: —Un hombre
iba por el camino de Jerusalén a Jericó, y unos bandidos lo asaltaron y le
quitaron hasta la ropa; lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. 31 Por casualidad, un sacerdote pasaba por
el mismo camino; pero al verlo, dio un rodeo y siguió adelante. 32 También un levita llegó a aquel lugar, y
cuando lo vio, dio un rodeo y siguió adelante. 33 Pero un hombre de Samaria que viajaba por
el mismo camino, al verlo, sintió compasión. 34 Se acercó a él, le curó las heridas con aceite
y vino, y le puso vendas. Luego lo subió en su propia cabalgadura, lo llevó a
un alojamiento y lo cuidó. 35 Al
día siguiente, el samaritano sacó el equivalente al salario de dos días, se lo
dio al dueño del alojamiento y le dijo: “Cuide a este hombre, y si gasta usted
algo más, yo se lo pagaré cuando vuelva.” 36 Pues bien, ¿cuál de esos tres te parece
que se hizo prójimo del hombre asaltado por los bandidos?
37 El maestro de la ley contestó: —El que
tuvo compasión de él.
Jesús
le dijo: —Pues ve y haz tú lo mismo.
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