Cuando no
puedo ver una salida, DIOS sí puede.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
LA
CONFIANZA PERFECTA
El Aposento
Alto
**Leer
Salmos 34:1-8
SALMO 34:6 “Este
pobre clamó, y el Señor lo oyó y
lo libró de todas sus angustias.” (RVC)
Ansiosa por ayudarme, mi pequeña hija me alcanzaba
la harina y las pasas de uva para preparar un pastel, mientras yo leía los
ingredientes. “Huevos”, dije y ella abrió el
refrigerador. Apenas me volví para tomar el batidor cuando se escuchó un “crash”. ¡El recipiente de los huevos, completo, había
caído y estaba desparramado en el suelo! No pude ocultar mi desazón. Estábamos
cortos de presupuesto y ahora ya no teníamos huevos… Mi hijita me miró y me
dijo, segura: “No
te preocupes mami, papi los va a componer.”
La fe de mi niña en su padre me recordó la fe que
podemos tener en la capacidad de nuestro PADRE CELESTIAL de reparar el daño
sufrido en la vida. Si bien el padre de mi hija no podría reparar los huevos, nada es imposible para nuestro PADRE DIOS, quien cuida de
nosotros y espera atento que recurramos a ÉL.
Aunque creamos que nuestras vidas están
quebradas y sin posibilidad alguna de reparación, nuestro PADRE puede hacerlo
si le confiamos nuestras angustias.
OREMOS: PADRE que tanto nos amas, te entregamos todo
aquello que necesita ser reparado en nuestras vidas. Colocamos en Tus manos los
restos y te pedimos y aceptamos Tu ayuda.
En el amor de CRISTO, amén.
Sra. Dorothy O’Neil (Australia Meridional, Australia)
**Leer Salmos 34:1-8 (RVC)
Bendeciré
al Señor en todo tiempo; su alabanza estará siempre en mi boca. 2 Alabaré al Señor con toda el alma. ¡Escuchen, gente humilde, y
alégrense también!
3 ¡Únanse a mí, y reconozcan su grandeza! ¡Exaltemos
a una voz su nombre!
4 Busqué al Señor, y él me escuchó, y me libró de
todos mis temores. 5 Los que a él acuden irradian alegría; no tienen
por qué esconder su rostro. 6 Este pobre clamó, y el Señor lo oyó y lo libró
de todas sus angustias. 7 Para defender a los que temen al Señor, su
ángel acampa alrededor de ellos. 8 ¡Prueben ustedes mismos la bondad del Señor! ¡Dichoso
aquél que en él confía!
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