Oír la voz de
DIOS.
Comparte esta
meditación.
Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
PRACTICANDO
LA VERDAD
PROVERBIOS
28:13 “El que encubre sus pecados no
prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.”
En 1979, una mujer fue acusada de
intentar asesinar al presidente de los Estados Unidos Gerald Ford. Inmediatamente ella
admitió que “voluntaria y conscientemente” trató de matar al presidente. Cuando
se le informó que podría ir a la cárcel por el resto de su vida, contestó que no
veía ninguna manera“ razonablemente honesta y honorable” de evitarlo. Llega un momento en que cada uno de nosotros tiene
que rendirse cuentas a sí mismo – declaró --, y es con nuestra propia conciencia
con la que tenemos que hacer las paces”. Muchos cuestionaron la salud mental de
la mujer porque admitió su culpabilidad en lugar de ofrecer la esperada negación.
Incluso el juez, al conocer las declaraciones de la mujer, ordenó que le hicieran
pruebas siquiátricas con el fin de evaluar su estado psicológico.
En todas partes del mundo se llevan a cabo diariamente juicios
contra personas acusadas de diferentes delitos, y aunque muchas veces hay evidencias
que indican claramente que el acusado es culpable, este mantiene su declaración
de inocencia, mientras su abogado defensor trata por todos los medios de sacarlo
absuelto. Esta es la tendencia natural del ser humano: ocultar su culpa ante los
demás. Cuando Adán y Eva oyeron la voz de DIOS, después que pecaron, lo primero
que hicieron fue esconderse entre los árboles del huerto (Génesis 2). Y cuando el Señor los confrontó, trataron de echar la culpa al otro; el
hombre respondió: “La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo
comí.” Y la mujer dijo: “La serpiente me engañó, y comí.”
En el mundo en que vivimos, confesar la
propia culpa en vez de defenderse obstinadamente de una acusación puede
considerarse una señal de debilidad o inestabilidad mental. Sin embargo ante
los ojos de DIOS es lo único sensato que se puede hacer.Ciertamente debemos
tratar de no ofender a nadie, pero si en
alguna ocasión lo hacemos, debemos ser humildes y confesar nuestro error. La confesión
de nuestras culpas afecta positivamente nuestra salud y nuestro bienestar físico
y emocional. Santiago 5:16 dice: “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad
unos por otros, para que seáis sanados.”
El rey David nos cuenta su experiencia en este aspecto. Así escribió
en el Salmo 32: “Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo
el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano. Se volvió mi verdor
en sequedades de verano. Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije:
Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la maldad de mi pecado.”
(Salmo 32:3-5). Y el pasaje de hoy, nos enseña que el perdón de DIOS depende de
la sincera confesión de nuestros pecados.
Dice el apóstol Juan que “si confesamos nuestros pecados, él
es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.”
(1 Juan 1:9).
Haz tuya esta enseñanza, guárdala en tu corazón y practica la
verdad y la transparencia en todo tiempo para disfrutar de una íntima comunión con
el Señor, pues “si decimos que tenemos comunión con ÉL, y andamos en tinieblas,
mentimos, y no practicamos la verdad.” Si has desobedecido al Señor, si has caído
en pecado, admítelo, confiésalo ante su trono de gracia y recibe su perdón. Entonces
disfrutarás de la paz de DIOS y de buena salud física, mental y espiritual.
ORACIÓN: Padre Santo,
te doy gracias por tu misericordia y por tu infinito amor. Confieso ante Tí mis
pecados (menciónalos) y te ruego
me perdones y me limpies de toda maldad. Por favor, ayúdame a practicar
siempre la verdad. En el nombre de Jesús, amén.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario