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Enio
Meditación Diaria
PONER LA MIRA EN LAS COSAS DE ARRIBA
COLOSENSES 3:1 “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba,
donde está Cristo sentado a la diestra de DIOS.”
Un piloto estaba volando por encima del
desierto de Arabia, cuando se dio cuenta que su avión necesitaba combustible,
por lo que aterrizó en un oasis en el cual había una estación de servicio, y
allí llenó el tanque de su avioneta. De nuevo despegó, y al poco tiempo se
encontraba volando sobre un área montañosa.
Entonces escuchó un ruido detrás de él
como si alguien estuviera arañando algo. Parecía que un animal se había
introducido en el fuselaje del pequeño avión. El piloto se alarmó mucho, pues sabía
que si un animal se comía los alambres eléctricos podía provocar un grave
accidente. Pero era imposible aterrizar en aquel terreno tan escarpado.
Entonces se le ocurrió una idea. Puso el avión en dirección de ascenso y
aceleró al máximo, elevándose más y más hacia el cielo hasta que cesaron los
ruidos de algún animal arañando y royendo.
Más tarde, cuando aterrizó en un
aeropuerto, encontró una enorme rata del desierto que se había colado en el avión
sin que él se diera cuenta cuando se detuvo a echar combustible. Acostumbrada a
la altura del desierto, la rata no pudo sobrevivir cuando el avión se elevó a
una altura mucho mayor.
Lo mismo sucede en nuestra vida
espiritual. A medida que “nos elevamos” espiritualmente, y nos acercamos más a DIOS,
nuestra naturaleza pecaminosa y los malos hábitos del pasado dejan de existir.
Los viejos patrones de vida no pueden sobrevivir en el nuevo nivel espiritual.
Por eso, en el pasaje de hoy, el
apóstol Pablo exhorta a los cristianos de la iglesia de Colosas a que busquen “las cosas de arriba, donde está Cristo
sentado a la diestra de DIOS.” Y enfatiza en ello con una serie de
instrucciones dirigidas a revelar en ellos la vida de Cristo. Con ese fin les
dice: “Poned la
mira en las cosas de arriba...”; “Haced morir, pues, lo terrenal en
vosotros...”; “...dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo,
malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca”; “No mintáis los unos
a los otros...”
Ciertamente es nuestra responsabilidad
actuar como hizo aquel piloto para salvar su vida: poner nuestra mirada hacia
arriba, y “acelerar al máximo”, elevando nuestro nivel espiritual cada día de
nuestras vidas, por medio de la oración y la lectura de la Palabra de DIOS,
meditando en ella, y aplicándola en nuestro diario vivir.
Muchas veces no podremos por nuestras
propias fuerzas, pero el Espíritu Santo nos recordará todo lo que Jesús dijo.
En Juan 14:26 encontramos "26 pero el Defensor, el Espíritu Santo que el
Padre va a enviar en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará
todo lo que yo les he dicho.",y Efesios 6:10 dice que nos dará la
fuerza para llevarlas a la práctica "10 Y ahora, hermanos, busquen su fuerza en el
Señor, en su poder irresistible.". Entonces
podremos decir como dijo Pablo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.”
(Filipenses 4:13).
ORACIÓN: Bendito Padre Celestial, Te ruego me
des fuerzas y me capacites para actuar conforme a lo que me enseña Tu Palabra,
haciendo morir lo terrenal en mí, y dejando todo aquello que no glorifica Tu nombre.
Fortaléceme por medio de Tu Espíritu, para que la imagen de Tu Hijo se vea
reflejada en mi testimonio. En el nombre de Jesús, amén.
LECTURA
BIBLICA: Colosenses 3:1-11
“Si, pues, habéis resucitado con Cristo,
buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de DIOS.
Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis
muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en DIOS. Cuando Cristo,
vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con
él en gloria. Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación,
impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría;
cosas por las cuales la ira de DIOS viene sobre los hijos de desobediencia, en
las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas.
Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia,
blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros,
habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el
cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento
pleno, donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni
escrita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos.”
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