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Reflexiona y ora.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
MANOS VACÍAS
Ministerios Nuestro Pan Diario
LUCAS
15: 17-24
“Por
fin comprendió lo tonto que había sido, y pensó: “En la finca de mi padre los
trabajadores tienen toda la comida que desean, y yo aquí me estoy muriendo de
hambre. 18 Volveré
a mi casa, y apenas llegue, le diré a mi padre que me he portado muy mal con
Dios y con él. 19 Le
diré que no merezco ser su hijo, pero que me dé empleo, y que me trate como a
cualquiera de sus trabajadores.” 20 Entonces
regresó a la casa de su padre.
Cuando
todavía estaba lejos, su padre corrió hacia él lleno de amor, y lo recibió con
abrazos y besos. 21 El joven empezó a
decirle: “¡Papá, me he portado muy mal contra Dios y contra ti! ¡Ya no merezco
ser tu hijo!”
22 Pero antes de que el muchacho terminara
de hablar, el padre llamó a los sirvientes y les dijo: “¡Pronto! Traigan la
mejor ropa y vístanlo. Pónganle un anillo, y también sandalias. 23 ¡Maten el ternero más
gordo y hagamos una gran fiesta, 24 porque
mi hijo ha regresado! Es como si hubiera muerto, y ha vuelto a vivir. Se había
perdido y lo hemos encontrado.”
Y
comenzó la fiesta.
Roberto se sintió avergonzado cuando llegó a una
reunión con desayuno y se dio cuenta de que se había olvidado la billetera. Le
molestó tanto que consideró si debía comer algo o simplemente pedir algo para
beber. Después de que su amigo lo convenció, pudo relajarse. Ambos disfrutaron
de los bocadillos, y su amigo pagó con gusto la cuenta.
Tal vez puedas identificarte con este dilema o
alguna otra situación que te coloque del lado del que recibe. Querer pagar
nuestros propios gastos es normal, pero hay ocasiones en que debemos recibir
con humildad lo que se nos da.
El hermano menor, en Lucas 15:17-24, seguramente
pensaba que tendría algo que pagar mientras consideraba qué le diría a su
padre. «Le diré que no merezco ser su hijo, pero que me dé
empleo, y que me trate como a cualquiera de sus trabajadores.» (v. 19). «¿Trabajadores?» ¡Su padre no haría tal cosa! Lo consideraba un
hijo amadísimo que regresaba a su hogar. Como tal, se encontró con el abrazo
afectuoso de su padre (v. 20). ¡Qué imagen espectacular del evangelio!
Nos recuerda que, mediante la muerte de JESÚS, ÉL
nos reveló a un PADRE amoroso que recibe con los brazos abiertos a hijos con
manos vacías. Un escritor de himnos lo expresó así: «Ningún precio traigo a ti,
mas tu cruz es para mí».
De Arthur
Jackson
REFLEXIONA Y ORA
¿Cómo te
sientes al saber que, como JESÚS pagó tu deuda, puedes recibir perdón de tus
pecados?
Si nunca
recibiste este perdón, ¿qué te impide que aceptes este regalo en JESÚS?
OREMOS: DIOS del cielo,
ayúdame a recibir y a disfrutar el perdón que has proporcionado mediante Tu
Hijo JESÚS.
En Su Santo Nombre, amén.
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