Oremos a DIOS por nuestras necesidades.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
INTERVENCIÓN
SOBERANA
Nuestro Pan
Diario
**Leer Éxodo
3:1-9
ÉXODO 2:25 “Y miró DIOS a los
hijos de Israel,
y DIOS
los tuvo en
cuenta.” (LBLA)
Bárbara creció con un subsidio del gobierno
británico en la década de 1960, pero cuando cumplió 16 años, ella y su hijo
recién nacido, Simón, quedaron en la calle. El Estado no tenía más obligación
de ocuparse de ella a esa edad. Bárbara le escribió a la reina de Inglaterra,
pidiendo ayuda, ¡y recibió una respuesta! Mostrando compasión, la reina se
ocupó de que Bárbara tuviera una casa propia.
Esta asistencia compasiva puede
considerarse un cuadro de la ayuda de DIOS. El Rey del cielo conoce todas
nuestras necesidades y lleva a cabo de manera soberana sus planes en nuestras
vidas. Pero DIOS también anhela que le
presentemos nuestras necesidades y preocupaciones, como parte de la comunión y el
amor que compartimos con ÉL.
Los israelitas le presentaron a DIOS su necesidad
de liberación. Agobiados por el peso de la esclavitud en Egipto, clamaron por
ayuda. Y el SEÑOR recordó su promesa: «Y miró DIOS a los hijos de Israel, y DIOS los tuvo en
cuenta» (Éxodo 2:25 LBLA). Entonces,
LE indicó a Moisés que los libertara, porque ÉL los llevaría a «una tierra buena y
amplia, una tierra que fluye leche y miel» (Éxodo 3:8 LBLA).
¡A nuestro REY le encanta que recurramos
a ÉL!
Con sabiduría, nos da lo que
necesitamos.
Descansemos en SU provisión soberana y
amorosa.
¿Por qué es importante que oremos a DIOS
por nuestras necesidades?
¿Cómo puedes aprender a descansar
en la provisión del Señor?
OREMOS: SEÑOR, gracias por poder contarte todas mis
necesidades. Ayúdame a estar satisfecho. En el amor de CRISTO, amén.
**Leer Éxodo
3:1-9 (LBLA)
MOISÉS Y LA ZARZA ARDIENDO
3 Y Moisés apacentaba el rebaño de Jetro su
suegro, sacerdote de Madián; y condujo el rebaño hacia el lado occidental del
desierto, y llegó a Horeb, el monte de Dios. 2 Y se le apareció el ángel del Señor en una llama de fuego, en medio de
una zarza; y Moisés miró, y he
aquí, la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. 3 Entonces dijo Moisés: Me acercaré ahora
para ver esta maravilla: por qué la zarza no se quema. 4 Cuando el Señor vio que él se acercaba para mirar, Dios lo llamó
de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. Entonces
Él dijo: No te acerques aquí; quítate las sandalias de los pies, porque el
lugar donde estás parado es tierra santa. Y añadió: Yo soy el Dios de tu padre,
el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió
su rostro, porque tenía temor de mirar a Dios.
MISIÓN DE MOISÉS
7 Y el Señor
dijo: Ciertamente he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto,
y he escuchado su clamor a causa de sus capataces, pues estoy consciente de sus
sufrimientos. 8 Y
he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y para sacarlos de
aquella tierra a una tierra buena y espaciosa, a una tierra que mana leche y
miel, al lugar de los cananeos, de los hititas, de los amorreos, de los
ferezeos, de los heveos y de los jebuseos. 9 Y ahora, he aquí, el clamor de los hijos
de Israel ha llegado hasta mí, y además he visto la opresión con que los
egipcios los oprimen.
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