La obediencia
es la clave para una vida cristiana victoriosa.
Comparte esta
meditación.
Bendiciones,
Enio
Meditación
Diaria
LA VICTORIA DE LA OBEDIENCIA
Ministerios En Contacto
**Leer Jueces 7:9-25
JUECES 7:9-11 “Aquella
noche el Señor le ordenó a Gedeón: «Levántate y baja a atacar a los madianitas,
pues los voy a entregar en tus manos. 10 Pero si tienes miedo de atacarlos, baja antes al
campamento con Purá, tu criado, 11 y escucha lo que
digan. Después te sentirás con más ánimo para atacarlos.»” (DHH)
DIOS dirigió
providencialmente cada elemento de su plan para el éxito de Israel. Pero si
Gedeón hubiera desobedecido alguna orden divina, su ejército habría sufrido una
derrota inmediata. Aunque los caminos del SEÑOR pueden parecer arriesgados o
ilógicos, siempre podemos confiar en Su sabiduría incuestionable y en Su gran
poder.
DIOS alienta a los de poco ánimo. Cuando el
SEÑOR le ordenó a Gedeón atacar al enemigo, también le dio una manera de
atenuar los temores del líder. Al seguir la orden de DIOS, Gedeón fue llevado
al lugar exacto donde escucharía un mensaje alentador que lo haría inclinarse
en adoración y levantarse con gran fe.
DIOS hace a un lado las cosas en que confiamos. Gedeón
marchaba a la guerra con solo 300 hombres armados con trompetas, cántaros y
antorchas. Su fuerza parecía lamentable, y sus armas parecían inútiles para la
batalla. Sin los medios de victoria tradicionales sólo podían confiar en el
SEÑOR.
DIOS actúa en el campo del enemigo a favor nuestro. Cuando DIOS
tiene el control, todo está sincronizado a la perfección, incluso lo que no
podemos ver. Mientras que Gedeón obedecía cada orden divina, el SEÑOR actuaba
para asegurar la victoria de Israel. En la confusión del enemigo y de su temor
a la oscuridad, el pánico los llevó a la autodestrucción.
La
obediencia es la clave para una vida cristiana victoriosa. Si tú obedeces al SEÑOR,
ÉL te dará instrucciones para cada paso a seguir. Su método puede no ser el más
fácil o el más cómodo, pero siempre es el mejor. Confía en DIOS, y ÉL te
conducirá a la victoria.
OREMOS:
Padre Celestial. Gracias te damos porque Tú eres Bueno. Gracias por las
bendiciones que derramas sobre todos nosotros. Gracias porque Tu Palabra nos
enseña que debemos obedecerte a Ti Mi SEÑOR, antes de obedecer a los hombres.
Tú eres nuestra protección y siempre nos auxilias cuando estamos en pruebas y problemas.
Gracias mi DIOS.
En el
nombre de Cristo, amén.
**Leer
Jueces 7:9-25
(DHH)
Aquella
noche el Señor le ordenó a Gedeón: «Levántate y baja a atacar a los madianitas,
pues los voy a entregar en tus manos. Pero si tienes miedo de atacarlos, baja
antes al campamento con Purá, tu criado, y escucha lo que digan. Después te
sentirás con más ánimo para atacarlos.»
Entonces
Gedeón bajó con Purá, su criado, hasta los puestos avanzados del campamento enemigo.
Los madianitas, los amalecitas y la gente del oriente se habían esparcido por
el valle como una plaga de langostas. Tenían tantos camellos como arena hay a
la orilla del mar. Al acercarse Gedeón al campamento enemigo, oyó que un
soldado le contaba a otro un sueño que había tenido. Le decía: —Soñé que un pan
de cebada venía rodando hasta nuestro campamento, y que al chocar contra una
tienda la hacía caer.
Y su
compañero le contestó: —Eso no es otra cosa que la espada de Gedeón, hijo de
Joás, el israelita. Dios va a entregar en manos de Gedeón a los madianitas y a
todo su campamento.
Al oír
cómo se había contado e interpretado el sueño, Gedeón adoró al Señor. Después
volvió al campamento israelita y ordenó: —¡Arriba, que el Señor va a entregarnos
el campamento madianita!
En
seguida dividió sus trescientos hombres en tres grupos, y les dio cuernos de
carnero a todos y unos cántaros vacíos que llevaban dentro antorchas
encendidas. Y les dijo: —Cuando llegue yo al otro lado del campamento enemigo,
fíjense en mí y hagan lo mismo que me vean hacer. Cuando yo y los que van
conmigo toquemos el cuerno, tóquenlo ustedes también alrededor de todo el
campamento, y griten: “¡Por el Señor y por Gedeón!”
Así
pues, Gedeón y sus cien hombres llegaron al otro lado del campamento cuando
estaba por comenzar el turno de guardia de medianoche. Entonces tocaron los
cuernos de carnero y rompieron los cántaros que llevaban en las manos, y los
tres grupos tocaron al mismo tiempo los cuernos de carnero y rompieron los
cántaros. En la mano izquierda llevaban las antorchas encendidas, y los cuernos
de carnero en la derecha, y gritaban: «¡Guerra! ¡Por el Señor y por Gedeón!» Y
como los israelitas se quedaron quietos en sus puestos alrededor del campamento,
y todos en el ejército madianita gritaban y salían huyendo mientras los
trescientos israelitas seguían tocando los cuernos de carnero, el Señor hizo
que los madianitas lucharan entre sí, y que salieran huyendo hasta Bet-sitá,
camino de Sererá, y hasta la frontera de Abel-meholá, junto a Tabat.
Entonces
se llamó a los israelitas de las tribus de Neftalí, de Aser y de todo Manasés,
para que persiguieran a los madianitas. Gedeón mandó mensajeros por los montes
de Efraín, ordenando que los hombres de esta tribu bajaran a luchar contra los
madianitas y ocuparan los lugares por donde se podía cruzar el río en Bet-bará
y en el Jordán, antes de que ellos llegaran. Los de Efraín cumplieron estas
órdenes, y además capturaron a dos jefes madianitas llamados Oreb y Zeeb. A
Oreb lo mataron en la peña que ahora se conoce como Peña de Oreb. A Zeeb lo
mataron en el lugar que lleva su nombre, y que era donde se pisaba la uva para
hacer vino. Y después de perseguir a los madianitas, llevaron las cabezas de
Oreb y de Zeeb a Gedeón, que estaba al otro lado del Jordán.
Si quieres opinar y/o dejarnos un comentario,
visita nuestra página web en la siguiente dirección:
No hay comentarios.:
Publicar un comentario