Sólo DIOS lo
puede hacer.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
CUANDO TODO ESTÁ EN TU CONTRA
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JUECES
7:7 "7 Entonces Jehová dijo a Gedeón: «Con
estos trescientos hombres que lamieron el agua os salvaré y entregaré a los
madianitas en tus manos; váyase toda la demás gente cada uno a su lugar.»"
¿Te has sentido
alguna vez contra la pared, con todo en tu contra? En situaciones así, los
cristianos muchas veces se niegan a reconocer una verdad importante: Que DIOS
sea, en realidad, el causante de sus circunstancias.
Tú podrías
pensar: No puede ser, porque
DIOS me protegería de esas cosas. Quienes me están haciendo ésto son el mundo y
Satanás. Quizás. Sin embargo,
es posible que DIOS esté tratando de decirte algo, pero ÉL necesita primero
captar tu atención.
En la Biblia
vemos una y otra vez que el Señor utiliza las circunstancias para desarrollar
fe en nosotros. Es fácil confiar en ÉL cuando todo nos va bien. Pero DIOS
muchas veces nos quita comodidades y falsas seguridades para recordarnos que ÉL
es nuestra única fuente de fortaleza.
Piensa en el
pasaje de hoy. Gedeón estaba listo para dirigir un ejército poderoso de 32.000
hombres contra el enemigo. Pero el Señor intervino en tres momentos distintos,
reduciendo a menos del uno por ciento el tamaño original del ejército
israelita.
Nosotros
habríamos respondido: “¡¿Qué?!” ¡Es imposible derrotar las fuerzas enemigas con
solo 300 hombres!” Éso probablemente era cierto; 300 hombres sólos no podían,
pero el Señor sí podía —y esa fue la lección que Gedeón aprendió—.
Cuando las
circunstancias no estén a tu favor, no pienses que DIOS te ha abandonado. Tus
amigos, dinero y éxito pueden desaparecer, pero éstos no ganarán la batalla de
todos modos.
Mantente firme,
con la mirada puesta en el Señor, y una vez que te quedes sin nada, te
maravillará de lo que tu Padre Celestial hará.
ORACIÓN:
Padre Celestial. Ayúdame a superar la prueba que estoy afrontando. Sé que Tú lo
puedes hacer. Tengo fe que Tú no me abandonas y siempre estás a mi lado. Te lo
pido en el nombre de Cristo, amén.
Jerobaal, que es otro nombre de Gedeón, y todos
los que estaban con él, se levantaron de mañana y acamparon junto a la fuente
Harod. El campamento de los madianitas les quedaba entonces al norte, en el
valle, más allá del collado de More.
2 Jehová dijo a Gedeón: «Hay mucha gente contigo
para que yo entregue a los madianitas en tus manos, pues Israel puede jactarse
contra mí, diciendo: “Mi mano me ha salvado.” 3 Ahora, pues, haz pregonar esto a oídos del
pueblo: “Quien tema y se estremezca, que madrugue y regrese a su casa desde el
monte de Galaad.”»
Regresaron de los del pueblo veintidós mil, y
quedaron diez mil.
4 Jehová dijo de nuevo a Gedeón: «Aún son
demasiados; llévalos a beber agua y allí los pondré a prueba. Del que yo te
diga: “Vaya este contigo”, irá contigo; pero de cualquiera que yo te diga: “Que
éste no vaya contigo”, el tal no irá.»
5 Entonces Gedeón llevó el pueblo a las aguas, y
Jehová le dijo: «A cualquiera que lama las aguas con la lengua como lo hace el
perro, lo pondrás aparte; y lo mismo harás con cualquiera que doble sus
rodillas para beber.»
6 El número de los que lamieron llevándose el agua
a la boca con la mano fue de trescientos hombres; el resto del pueblo dobló sus
rodillas para beber las aguas.
7 Entonces Jehová dijo a Gedeón: «Con estos
trescientos hombres que lamieron el agua os salvaré y entregaré a los
madianitas en tus manos; váyase toda la demás gente cada uno a su lugar.»
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