Un buen administrador.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
ESTRICTAMENTE CONFIDENCIAL
PROVERBIOS 28:22 “El tacaño
ansía enriquecerse, sin saber que la pobreza lo aguarda.”
Para el ser
humano hay ciertas cosas que preferiblemente deben mantenerse en el más
absoluto secreto. Una de éllas es el estado de las finanzas personales.
Pregúntale a quien quieras y te darás cuenta de que a nadie le gusta compartir
con otros la información relacionada con sus ingresos o cuánto tiene acumulado
o cómo gasta su dinero.
El dinero es
una de esas cosas sobre las cuales tenemos cierta amplitud de control que nos
hace sentir más seguros de nosotros mismos o más dueños de nuestro destino.
Evidentemente ésto es una falacia pues no somos dueños, ni podemos tener el
total control, de las circunstancias que nos rodean.
Aún así, gran
parte de nuestra vida, de nuestro esfuerzo y de nuestros pensamientos están
dedicadas al asunto monetario. No en vano la palabra de DIOS toca el tema
numerosas veces y es rica en ilustraciones relacionadas con el correcto o
incorrecto uso del dinero.
Aquellos que
pasan toda la vida acumulando riquezas pensando que éstas podrán sacarlo de
algún apuro en el futuro terminan convirtiéndose en personas obsesionadas con
el tema; y el amor al dinero, que es la raíz de todos los males según nuestro
apreciado apóstol Pablo, los hace caer en toda clase de tentaciones arruinando
su vida.
Al final, las
riquezas, que son poco confiables porque un día están allí y el próximo día
desaparecen, terminan abandonándolos y dejándolos en la más vil ruina.
Confiemos sólo
en la providencia de nuestro PADRE Celestial quien nos da diaria y
abundantemente todo lo que necesitemos. Que las finanzas personales no se
conviertan en motivo de angustia o pesar en nuestras vidas; mas bien sea
nuestra fe centrada sólo en nuestro SEÑOR, quien es nuestro Proveedor por
excelencia. ¡Sólo a DIOS sea la gloria!
OREMOS:
Gracias SEÑOR por las muestras de TU amor. Gracias por el descanso de la noche,
por la salud que me prestas, por el amor de mi familia, por el trabajo que me
das, por los estudios que me ayudan a progresar, gracias por todo esto y por
mucho más. Ayúdame SEÑOR a ser un buen administrador de los bienes que me das, que
pueda compartir estos bienes y que todo lo que haga sea de TU agrado. Por CRISTO
JESÚS, amén.
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