sábado, diciembre 14, 2019

HALLAR DESCANSO


Aún en la incertidumbre, puedo descansar en la presencia de DIOS.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
HALLAR DESCANSO
El Aposento Alto
**Leer 2a Samuel 15:13-26 (NVI)

SALMO 3:5 “Yo me acuesto, me duermo y vuelvo a despertar,
porque el Señor me sostiene.” (NVI)

Caminando por la playa, mi esposa y yo hallamos una enorme tortuga verde descansando en la orilla. Permanecía inmóvil en la arena y abría los ojos solo cuando alguien se le acercaba. Me pregunté por qué estaría allí y qué estaba haciendo. Cuando visitamos el observatorio marino local, el personal me explicó que las tortugas verdes descansan en la orilla cuando están a salvo.
La lectura de 2a de Samuel 15(**) detalla la huida de David de Jerusalén, quien no sabía lo que le deparaba el futuro. Sin embargo, no dejó que el temor ni la ansiedad lo vencieran. Se contentaba con dejar el futuro en manos del Señor, un DIOS que conoce y distingue el fin del principio. Al igual como la tortuga descansa en la orilla, David fue capaz de descansar porque sabía del cuidado y protección de DIOS.
Cuando el futuro se presenta incierto y nos abruman el miedo y la angustia, nosotros también podemos reposar tranquilos en la seguridad de que DIOS nos cuida.
OREMOS: DIOS todopoderoso, ayúdanos a confiar en TU gracia y misericordia. Gracias por amarnos y cuidarnos cuando el futuro se presenta incierto. En el amor de CRISTO, amén.
Sr. Awlwyn Balnave (Columbia Británica, Canadá)
**Leer 2a Samuel 15:13-26 (NVI)
Un mensajero le llevó a David esta noticia: «Todos los israelitas se han puesto de parte de Absalón».
14 Entonces David les dijo a todos los oficiales que estaban con él en Jerusalén: —¡Vámonos de aquí! Tenemos que huir, pues de otro modo no podremos escapar de Absalón. Démonos prisa, no sea que él se nos adelante. Si nos alcanza, nos traerá la ruina y pasará a toda la gente a filo de espada.
15 —Como diga Su Majestad —respondieron los oficiales—; nosotros estamos para servirle.
16 De inmediato partió el rey acompañado de toda la corte, con excepción de diez concubinas que dejó para cuidar el palacio. 17 Habiendo salido del palacio con todo su séquito, se detuvo junto a la casa más lejana de la ciudad. 18 Todos sus oficiales se pusieron a su lado. Entonces los quereteos y los peleteos, y seiscientos guititas que lo habían seguido desde Gat, desfilaron ante el rey.
19 El rey se dirigió a Itay el guitita: —¿Y tú por qué vienes con nosotros? Regresa y quédate con el rey Absalón, ya que eres extranjero y has sido desterrado de tu propio país. 20 ¿Cómo voy a dejar que nos acompañes, si acabas de llegar y ni yo mismo sé a dónde vamos? Regresa y llévate a tus paisanos. ¡Y que el amor y la fidelidad de DIOS te acompañen!
21 Pero Itay le respondió al rey: —¡Tan cierto como que el Señor y Su Majestad viven, juro que, para vida o para muerte, iré adondequiera que usted vaya!
22 —Está bien —contestó el rey—, ven con nosotros.
Así que Itay el guitita marchó con todos los hombres de David y con las familias que lo acompañaban. 23 Todo el pueblo lloraba a gritos mientras David pasaba con su gente y, cuando el rey cruzó el arroyo de Cedrón, toda la gente comenzó la marcha hacia el desierto.
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