¿Qué
hábitos o actitudes pediré a DIOS que quite de mi vida?
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
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A FLORECER
El Aposento
Alto
**Leer Juan
15:1-8
JUAN 18:1-2 “Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador. 2 Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará;
y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.”
El incendio destruyó el edificio principal del
centro de retiro, donde estaban la capilla, el comedor y la cocina. Un año más
tarde, miré los árboles que habían estado cerca del fuego. Pude ver hojas
verdes agitándose en contraste con las ramas muertas y quemadas. Todavía podía
ver rastros de vida en los árboles, pero me pregunté si sobrevivirían.
Los expertos aconsejaron cortar todas las ramas
secas para permitir que los árboles sanasen, creciesen y volvieran a florecer.
Los árboles me recuerdan la lectura del día de hoy.
Hasta los más sanos necesitan una poda — cortar todo lo que impida producir el
mejor fruto.
JESÚS nos dice que somos como ramas que
solo sobreviven si permanecen unidas a ÉL, la vid verdadera.
Todos tomamos decisiones y tenemos
actitudes de temor, desobediencia y desolación, que nos impiden vivir en la
plenitud que DIOS nos propone. Pero
si lo pedimos, DIOS podará en nosotros los viejos hábitos para que broten
aquellos que dan vida.
OREMOS: DIOS de amor, ayúdanos a permanecer en TÍ para que
tengamos vida abundante. En el nombre de JESÚS. Amén.
Sra. Carol Harrison (Saskatoon, Canada)
**Leer Juan 15:1-8 (RV95)
JESÚS, LA VID VERDADERA
15 »Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador. 2 Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo
quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. 3 Ya vosotros estáis limpios por la palabra
que os he hablado. 4 Permaneced
en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si
no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
5 »Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el
que permanece en mí y yo en él, éste lleva mucho fruto, porque separados de mí
nada podéis hacer. 6 El
que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los
recogen, los echan en el fuego y arden. 7 Si permanecéis en mí y mis palabras
permanecen en vosotros, pedid todo lo que queráis y os será hecho. 8 En esto es glorificado mi Padre: en que
llevéis mucho fruto y seáis así mis discípulos.
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