Al ser humano
le resulta difícil escuchar atentamente unas instrucciones.
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Bendiciones
Enio
Meditación Diaria
¿CÓMO ESTÁN TUS
CIMIENTOS?
MATEO 7:24-27 “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y
las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.
Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra
aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera
que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato,
que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y
soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande
su ruina.”
En un terremoto ocurrido hace muchos años en
Haití, más del 70 por ciento de los edificios fueron destruidos o
considerablemente dañados. El palacio Presidencial, el edificio del Congreso y
básicamente los más importantes edificios del gobierno y de las principales
industrias del país fueron convertidos en ruinas por el poderoso sismo de 7.0
de magnitud en la escala de Richter. Sin embargo, un edificio de 11 pisos
perteneciente a la compañía telefónica, permaneció prácticamente intacto. ¿A qué se debió la diferencia?
El ingeniero haitiano Hans Zennid, el cual fue
el responsable de asegurarse que este edificio fuera construido a prueba de
terremotos, declaró que cuando el comenzó a diseñar los planos para el
edificio, lo primero que hizo fue un análisis del suelo, y teniendo en cuenta
la posibilidad de un sismo de por lo menos una magnitud de 7.0, añadió a los
cimientos un 15 por ciento más de concreto reforzado con acero de lo que
normalmente se acostumbra.
Esta medida fue la causa de que el edificio
resistiera al fenómeno natural, mientras que los demás fueron destruidos.
En el pasaje de hoy, JESÚS nos muestra una situación muy parecida a
ésta. La casa edificada sobre la roca resistió la embestida de la lluvia, los
vientos y los ríos crecidos, mientras que la casa construida sobre la arena no
aguantó la arremetida de estos fenómenos naturales, “y cayó, y fue grande su ruina”.
El SEÑOR compara la primera de las dos situaciones con alguien que “oye estas palabras, y
las hace”, mientras que en el segundo caso se refiere a una persona que “oye estas palabras y
no las hace”. Dos actitudes
diferentes, dos resultados opuestos. El primero escucha las palabras del SEÑOR,
y actúa de acuerdo a las mismas, o sea obedece SUS instrucciones. Por esta
razón el resultado es beneficioso. El segundo, igualmente las escucha pero hace
caso omiso de las mismas. Y su desobediencia le trae malas consecuencias.
De ésto se trata esta enseñanza,
de la obediencia y los buenos resultados de
obedecer,
y de la desobediencia y sus lamentables
consecuencias.
Por naturaleza, al ser humano le resulta
difícil escuchar atentamente unas instrucciones. Mucho más difícil le es
obedecerlas al pie de la letra. Pero ésto es precisamente lo que el SEÑOR
espera que hagamos: oír SUS palabras, es decir conocer SUS instrucciones, y
entonces llevarlas a la práctica. Si no lo hacemos, vamos a sufrir malas
consecuencias.
En relación a esto, el apóstol
Santiago escribió: “Pero
no es suficiente con sólo oír el mensaje de DIOS. Hay que obedecerlo. Si sólo
lo oyen, sin hacer lo que dice, se están engañando a sí mismos”. (Santiago
1:22).
La obediencia a la palabra de DIOS es el único
fundamento firme y permanente para la vida. Toda vida cimentada en la
obediencia a esta palabra está segura, por fuertes que sean las tormentas que
la azoten.
En algún momento la prueba llegará a todo
hombre, buenos y malos. En esta vida nadie está exento de aflicciones y
sufrimientos, pero el resultado de la prueba dependerá siempre del fundamento
en que haya decidido edificar su vida.
Lo mismo es cierto de la vida por venir, cuando
nos encontremos frente a frente con nuestro SEÑOR. Recordemos las palabras de JESÚS
que precedieron al pasaje de hoy: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el
reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los
cielos.” (Mateo 7:21).
Hazte el firme propósito de
edificar tu vida sobre el fundamento de la palabra de DIOS. Lee la Biblia todos los días,
estúdiala, medita en élla y ponla en práctica en tu vida. Sólo así permanecerás firme en el
momento de la prueba y podrás disfrutar de la paz
y la victoria que el Señor JESUCRISTO
te ofrece.
ORACIÓN: Amante PADRE Celestial, te doy gracias por TU santa Palabra, la
cual es verdad y poder para salvación. Por favor ayúdame a edificar mi vida
sobre élla y a obedecerla siempre.
En el nombre de JESÚS, amén.
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