Los
pequeños actos pueden hacer una gran diferencia en la vida de fe de otra
persona.
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esta meditación.
Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
DE
VISITA EN CASA DE WILLY
El Aposento
Alto
APOCALÍPSIS
3:8 “… mira, delante de ti he puesto una puerta abierta que nadie puede cerrar,
y aunque tienes poca fuerza, has hecho caso de mi palabra y no me has negado.”
(DHH)
Aún puedo oír el sonido de la grava al conducir por
la entrada de la casa de mi amigo Willy, y verlo saludarme desde el porche, un
brazo extendido y el otro apoyado en el bastón. “¿Por
qué demoraste tanto?”, pregunta.
“Debí preguntarle al ciervo cómo
llegar.” Esta respuesta siempre lo hacía reír. Nos sentamos
y nuestra conversación giró sobre la naturaleza, sus hijos y el enojo y falta
de motivación, consecuencias del ACV que sufrió. Él solo necesitaba que lo
escuche. Llevaba en lo más profundo de su ser las marcas de una vida plagada de
abuso de drogas, alcoholismo, malas decisiones y dolor.
Visité a Willy durante un año y observé cómo se iba
debilitando. No podía hablarle de DIOS. “Eso no es
para mí, así estoy bien.”, decía. Una tarde lluviosa, cuando iba
llegando a su casa, salió a mi encuentro. Caminaba con dificultad sorteando el
pasto –muy alto- para darme la bienvenida. “¡LO HICE!”, exclamó.
“¿Qué has hecho?”, pregunté. “Ya sabes, fui a la
iglesia y lo solucioné.” Sonreí y moví la cabeza, satisfecho. Reímos y
regresamos juntos al porche. En los últimos meses de la vida, el ESPÍRITU SANTO
lo había llamado a cruzar las puertas de la iglesia y entregarse a DIOS.
OREMOS: PADRE CELESTIAL, gracias por las oportunidades de
compartir Tu amor y Tu gracia. En el amor de CRISTO, amén.
Matt Simmons (Kentucky, EE.UU.)
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