jueves, enero 10, 2019

LA GLORIA DE DIOS

Hoy buscaré las maravillas de DIOS en la creación.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
LA GLORIA DE DIOS
El Aposento Alto
**Leer Salmos 16:1-11
SALMOS 16:11 “ 11  Tú me enseñas el camino de la vida; con tu presencia me llenas de alegría;
¡estando a tu lado seré siempre dichoso!”
Siempre me fascinó la astronomía, buscar en el cielo y encontrar planetas, estrellas y galaxias. He podido mostrarles a mis hijas algunas constelaciones, pero vivo en Nueva Jersey, y vaya donde vaya, no puedo alejarme de las luces.
Una vez, acampando en las Montañas Rocosas, la primera noche que alcé la vista al cielo exclamé: «¡Ahá! ¿Qué es aquello que se ve en el cielo?». Mi amigo me dijo que eran las estrellas de la Vía Láctea. Quedé anonadado. ¡Parecía que alguien hubiese derramado un balde de brillos en el cielo nocturno! Jamás había visto algo así.
Esta experiencia me llevó a pensar en mi relación con DIOS. Cuando me hallo rodeado del barullo y el desorden del mundo, echando una mirada fugaz a DIOS, apenas veo una pequeña parte de ÉL. Sin embargo, cuando me hago a un lado de todas las distracciones que compiten entre sí y abro mi Biblia en contemplación, veo la gloria de DIOS en todo Su esplendor. Siento la presencia y la paz del SEÑOR y nuevamente quedo anonadado.
Cuando dedico horas a la oración, el ayuno y a sumergirme en la profundidad de la Biblia, soy consciente del poder de estar en la presencia de DIOS y puedo percibirlo.
OREMOS: DIOS CREADOR, ayúdanos a buscar Tu presencia, hoy y todos los días. Gracias por las muchas maneras en que nos revelas Tu gloria. En el amor de Cristo, amén.
Sr. Bob LaForge (Nueva Jersey, EE.UU.)
**Leer Salmos 16:1-11 (RVC)
Una herencia escogida
Mictam de David.
Cuídame, oh Dios, porque en ti confío. Yo declaro, Señor, que tú eres mi dueño; que sin ti no tengo ningún bien. Poderosos son los dioses del país, según todos los que en ellos se complacen. ¡Pero grandes dolores esperan a sus seguidores! ¡Jamás derramaré ante ellos ofrendas de sangre, ni mis labios pronunciarán sus nombres!
Tú, Señor, eres mi copa y mi herencia; tú eres quien me sostiene. Por suerte recibí una bella herencia; hermosa es la heredad que me asignaste. Por eso te bendigo, Señor, pues siempre me aconsejas, y aun de noche me reprendes. Todo el tiempo pienso en ti, Señor; contigo a mi derecha, jamás caeré. Gran regocijo hay en mi corazón y en mi alma; todo mi ser siente una gran confianza, porque no me abandonarás en el sepulcro, ¡no dejarás que sufra corrupción quien te es fiel. Tú me enseñas el camino de la vida; con tu presencia me llenas de alegría; ¡estando a tu lado seré siempre dichoso!
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2 comentarios:

Unknown dijo...

Que bendición son sus meditaciones para mi y las personas con quien las comparto. Que Dios le bendiga y de mucha salud.

Enio Hollemweguer Loayza dijo...

Gracias a DIOS, gracias por tu testimonio que me anima grandemente a continuar con la misión que DIOS me ha encomendado. Nuevamente muchas gracias.
Enio
ehollemw@gmail.com