sábado, enero 19, 2019

LA FUENTE DE SABIDURÍA


¿Necesitas sabiduría? Búscala en la única Fuente que puede darla: DIOS.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
LA FUENTE DE SABIDURÍA
Nuestro Pan Diario
**Leer 1 Reyes 3:16-28 (TLA)
1 REYES 3:9 “Dame sabiduría, para que pueda saber
lo que está bien y lo que está mal.”
Un hombre demandó a una mujer, aduciendo que élla tenía su perro. En el tribunal, élla le dijo al juez que el perro no podía ser de él e indicó dónde lo había comprado. La identidad del verdadero dueño se conoció cuando el juez liberó al animal. Moviendo la cola, ¡corrió directamente hacia el hombre!
Salomón, rey del antiguo Israel, tuvo que resolver un asunto parecido. Dos mujeres reclamaban ser la madre del mismo bebé. Después de escuchar los argumentos de ambas, pidió una espada para cortar el niño por la mitad. La madre verdadera le rogó a Salomón que le diera el bebé a la otra mujer, prefiriendo salvar la vida de su hijo aunque no pudiera tenerlo: “Entonces la verdadera madre, llena de angustia, gritó: —¡Por favor, Su Majestad! ¡No maten al niño! Prefiero que se lo den a la otra mujer.” (1 Reyes 3:26). Finalmente, Salomón le dio el niño a élla.
Se necesita sabiduría para decidir qué es justo y moral, correcto o incorrecto. Si valoramos la sabiduría, podemos pedirle a DIOS un corazón sabio, como lo hizo Salomón: Dame sabiduría, para que pueda saber lo que está bien y lo que está mal.” (1 Reyes 3:9).
Tal vez DIOS nos responda ayudándonos a equilibrar nuestras necesidades y deseos con los intereses de los demás. O anteponiendo a los beneficios presentes las ganancias a largo plazo (a veces, eternas), para honrarlo con nuestra manera de vivir.
Nuestro DIOS no es solo un Juez perfectamente sabio,
sino también un Consejero Personal dispuesto a darnos abundante sabiduría: Si alguno de ustedes no tiene sabiduría, pídasela a Dios. Él se la da a todos en abundancia…”
(Santiago 1:5)(TLA).
OREMOS: SEÑOR, ayúdame a tomar decisiones sabias.
En Tu Santo Nombre, amén.
**Leer 1 Reyes 3:16-28
Poco tiempo después, dos prostitutas fueron a ver al rey. Una de ellas le dijo: —Majestad, nosotras dos vivimos en la misma casa. Yo tuve un hijo, y tres días después, también esta mujer tuvo el suyo. Sólo nosotras dos estábamos en la casa.
»Una noche, el bebé de esta mujer murió porque ella lo aplastó mientras dormía. A media noche se despertó, y al ver que su hijo estaba muerto, lo cambió por el mío. A la mañana, cuando desperté, y quise darle leche a mi hijo, me di cuenta de que el bebé estaba muerto, pero cuando ya hubo más luz en la habitación, descubrí que no era mi hijo.
La otra mujer dijo: —No, el niño que vive es mi hijo. El que está muerto es el tuyo.
La mujer que había hablado primero le contestó: —No, el niño muerto es tu hijo. ¡El mío es el que está vivo!
Y así estuvieron discutiendo delante del rey. Entonces Salomón dijo: —Una de ustedes dice: “Mi hijo está vivo, y el tuyo muerto”. Y la otra contesta: “No, el niño muerto es el tuyo, y el mío es el que está vivo”.
Salomón se dirigió a sus ayudantes y les pidió que trajeran una espada. Cuando se la llevaron, Salomón ordenó: —Corten al niño vivo en dos mitades, y denle una mitad a cada mujer.
Entonces la verdadera madre, llena de angustia, gritó: —¡Por favor, Su Majestad! ¡No maten al niño! Prefiero que se lo den a la otra mujer.
Pero la otra mujer dijo: —¡Ni para ti ni para mí! ¡Que lo partan en dos!
Entonces el rey ordenó: —No maten al niño. Entréguenlo a la que no quiere que lo maten. Ella es su verdadera madre.
Todo el pueblo de Israel escuchó cómo el rey había solucionado este problema. Así Salomón se ganó el respeto del pueblo, porque ellos se dieron cuenta de que DIOS le había dado sabiduría para ser un buen rey.
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