“Amarás a tu
prójimo como a ti mismo.”
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
EL ESPEJO
Renuevo de Plenitud
MATEO 26: 36-39 “—Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la Ley?
37 Jesús le dijo: —“Amarás al Señor tu Dios con todo tu
corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.” 38 Éste es el primero y grande mandamiento. 39 Y el segundo es semejante: “Amarás a tu prójimo como a ti
mismo.”
Renato casi no vio a la
señora, que estaba en el coche parado, al costado de la carretera. Llovía
fuerte y era de noche. Pero se dio cuenta que élla necesitaba de ayuda.
Así que detuvo su coche y se
acercó. El coche de la señora olía a tinta, de tan nuevo. La señora pensó que
pudiera ser un asaltante. Él no inspiraba confianza, parecía pobre y hambriento.
Renato percibió que élla
tenía mucho miedo y le dijo: “Estoy aquí para ayudarla
señora, no se preocupe. ¿Por qué no espera en el coche que está más calientito?
A propósito, mi nombre es Renato”.
Bueno, lo que pasaba es que
élla tenía una llanta pinchada y para colmo era una señora de edad avanzada,
algo bastante incómodo. Renato se agachó, colocó el gato mecánico y levantó el
coche. Luego ya estaba cambiando la llanta. Pero quedó un poco sucio y con una
herida en una de las manos…
Cuando apretaba las tuercas
de la rueda élla abrió la ventana y comenzó a conversar con él. Le contó que no
era del lugar, que sólo estaba de paso por allí y que no sabía cómo agradecer
por la preciosa ayuda. Renato apenas sonrió mientras se levantaba…
Élla preguntó cuánto le
debía. Ya había imaginado todas las cosas terribles que podrían haber pasado si
Renato no hubiese parado para socorrerla. Renato no pensaba en dinero, le
gustaba ayudar a las personas…
Éste era su modo de vivir. Y
respondió: “Si realmente quisiera pagarme, la próxima
vez que encontrase a alguien que precise de ayuda, déle a esa persona la ayuda
que élla necesite y acuérdese de mí”…
Algunos kilómetros después,
la señora se detuvo en un pequeño restaurante. La camarera vino hasta élla y le
trajo una toalla limpia para que secase su mojado cabello y le dirigió una
dulce sonrisa…
La señora notó que la
camarera estaba con casi ocho meses de embarazo, pero por éllo no dejó que
la tensión y los dolores le cambiaran su actitud…
La señora quedó curiosa en
saber cómo alguien que teniendo tan poco, podía tratar tan bien a un extraño.
Entonces se acordó de Renato. Después que terminó su comida, y mientras la
camarera buscaba cambio, la señora se retiró…
…Cuando la camarera
volvió quiso saber a dónde la señora pudo haber ido, cuando notó algo
escrito en la servilleta, sobre la cual tenía 4 billetes de 1000 euros…
…Le cayeron las lágrimas de
sus ojos cuando leyó lo que la señora escribió. Decía:
– Tú no
me debes nada, yo tengo bastante. Alguien me ayudó hoy y de la misma forma te
estoy ayudando. Si tú realmente quisieras reembolsarme este dinero, no dejes
que este círculo de amor termine contigo, ayuda a alguien…
…Aquella noche, cuando fue a
casa, cansada, se acostó en la cama; su marido ya estaba durmiendo y élla quedó
pensando en el dinero y en lo que la señora dejó escrito. ¿Cómo pudo esa señora
saber cuánto élla y el marido precisaban de aquel dinero? Con el bebé que
estaba por nacer el próximo mes, todo estaba difícil…
Quedó pensando en la
bendición que había recibido, y dibujó una gran sonrisa. Agradeció a DIOS y se
volvió hacia su preocupado marido que dormía a su lado, le dió un beso suave y
susurró: -Todo estará bien: ¡te amo Renato!
Piensa en éso, y si quisieras pagarme por este mensaje, compártelo
a tus amigos y no dejes que el círculo del amor muera contigo.
No te contagies de la falta de amabilidad que nos rodea. No dejes de hacer el bien, ayuda a todo el que te necesite.
No te contagies de la falta de amabilidad que nos rodea. No dejes de hacer el bien, ayuda a todo el que te necesite.
LA VIDA ES ASÍ, UN
ESPEJO. TODO LO QUE TÚ DAS, ¡VUELVE A TÍ! SÉ TÚ TAMBIÉN UN ESPEJO DE AMOR
PARA LOS DEMÁS Y TENDRÁS UNA SEMANA FELIZ.
OREMOS: Gracias Señor porque en Tu Palabra encontramos
los principales mandamientos que con mucho agrado y
esmero debemos obedecer. Ayúdame para que en mí sea una
realidad.
En el nombre de Cristo, amén.
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