viernes, abril 14, 2017

UN PERIPLO DE FE

Sólo la Biblia puede transformar.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
UN PERIPLO DE FE
Nuestro Pan Diario
JUAN 20:31 “Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús
es el Cristo, el Hijo de DIOS…”
         Desde su primera publicación en 1880, la novela de Lew Wallace, Ben-Hur, nunca se dejó de imprimir. Se lo ha llamado el libro cristiano más influyente del siglo xix, y hoy sigue atrayendo lectores, ya que entrelaza la historia verdadera de Jesús con la ficticia de un joven príncipe judío, Judah Ben-Hur.
         Amy Lifson, escritora para la revista Humanities, afirmó: «Así como Ben-Hur guió a sus lectores por las escenas de la Pasión, también llevó a Lew Wallace a creer en Jesucristo». Wallace declaró: «He visto al nazareno […]. Lo vi hacer obras que ningún simple mortal podía hacer».
         El registro de la vida de Jesús en los Evangelios nos permite caminar junto a ÉL, ver Sus milagros y escuchar Sus palabras. En la conclusión de su Evangelio, Juan escribió: «Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de DIOS, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre» (Juan 20:30-31).
         Tal como la investigación y la lectura de la Biblia llevaron a Wallace a creer en Jesús, la Palabra de DIOS transforma nuestra mente y nuestro corazón, para que tengamos vida eterna en y por medio del Señor.
ORACIÓN: Señor, que el registro de Tu vida quede grabado en nosotros; aumenta nuestra fe. En el nombre de Cristo Jesús, amén.
Lectura: Juan 20:24-31 
Juan 20:24-31 (RVR1995)
Incredulidad de Tomás
24 Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús se presentó. 25 Le dijeron, pues, los otros discípulos: —¡Hemos visto al Señor!
Él les dijo: —Si no veo en sus manos la señal de los clavos y meto mi dedo en el lugar de los clavos, y meto mi mano en su costado, no creeré.
26 Ocho días después estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, se puso en medio y les dijo: — ¡Paz a vosotros!  27 Luego dijo a Tomás: —Pon aquí tu dedo y mira mis manos; acerca tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.
28 Entonces Tomás respondió y le dijo: — ¡Señor mío y Dios mío!
29 Jesús le dijo: —Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron y creyeron.
El propósito del libro
30 Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. 31 Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.


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