jueves, agosto 11, 2016

YO TENGO LA RAZÓN; TÚ, NO

Tal cual somos…
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
YO TENGO LA RAZÓN; TÚ, NO
Nuestro Pan Diario
LUCAS 6:37 “No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados“
Mi amiga Ríta admira el asombroso despliegue de 1.80 metros de las alas de la gran garza azul, y se maravilla ante su majestuosa apariencia. Élla les da la bienvenida a estas aves al verlas planear para aterrizar en una pequeña isla en medio de la laguna que está cerca de donde ella vive. 
Ahora bien, yo puedo apreciar que la garza sea una criatura maravillosa y única. ¡Pero jamás quiero verla en el jardín posterior de mi casa! Éso se debe a que yo sé que no se quedará allí tan sólo para admirar el jardín.
No, ¡esta versión emplumada de una ave 'non grata' (que no es bienvenido), que no es precisamente delicada, estará hurgando en nuestra laguna para pescar su cena y ensuciar el lugar!   ¡NO, NO y NO!
Entonces, ¿tengo yo la razón? ¿O la tiene Ríta? ¿Por qué no podemos estar de acuerdo?
Las diferentes personalidades, historias o conocimientos pueden matizar las opiniones de las personas. No significa que una persona está en lo correcto y la otra está equivocada, pero algunas veces podemos ser poco amables, rígidos y sentenciosos si no hay un acuerdo.
No estoy hablando acerca del pecado, sino tan sólo de una diferencia de opinión o perspectiva.
Necesitamos tener cuidado al juzgar los pensamientos, motivos y acciones de los demás porque nosotros también deseamos que se nos dé el beneficio de la duda (Lucas 6:37). 
¿Podemos aprender de alguien que ve las cosas desde una perspectiva distinta? ¿Necesitamos practicar un poquito de paciencia y amor?
Estoy enormemente agradecida de que DIOS sea abundantemente paciente y amoroso conmigo. —CHK
ORACIÓN: Oh, DIOS.  Pon en mí Tu paz y amor para aceptar a mi prójimo tal cual es.  Gracias Señor, en el nombre de CRISTO, amén.
Lectura Bíblica  Lucas 6:37-42
“No juzguen, y no se les juzgará. No condenen y no se les condenará. Perdonen, y se les perodonará. Den, y se les dará: se les echará en el regazo una medida llena, apretada, sacudida y desbordante. Porque con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes.”

También les contó esta parábola: “¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo? El discípulo no está por encima de su maestro, pero todo el que haya completado su aprendizaje, a lo sumo llega al nivel del maestro. “¿Por qué te fijas en la  astilla qué tiene tu hermano en el ojo y no le das importancia a la viga que tienes en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Hermano, déjame sacarte la astilla del ojo”, cuando tú mismo no te das cuenta de la viga en el tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás con claridad para sacar la astilla del ojo de tu hermano.

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