Cuando uno está alejado de Dios
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Bendiciones,
Enio
Meditación
Diaria
REBELIÓN
por Richard M. Publiese
OSEAS 11:7 “Entre
tanto, mi pueblo está adherido a la rebelión contra mí; aunque me llaman el
Altísimo, ninguno absolutamente me quiere enaltecer.”
En nuestro vocabulario
diario y habitual muchas veces mencionamos a DIOS, seamos creyentes o no. Expresiones tales como “¡DIOS mío!”; “¡Mi DIOS!,
“DIOS Altísimo” y otras tantas frases, son repetidas una y otra vez por la
gente pero sin darle el sentido que ellas se merecen.
El pasaje de hoy nos muestra
algo similar con la gente de aquella época: Ellos hablaban y mencionaban a DIOS
con sus palabras pero lo rechazaban y menospreciaban con sus acciones, con su
modo de ser. A esa clase de personas DIOS la llamó rebeldes.
Un rebelde puede tener la
imagen externa de ser sumiso y obediente, pero en su corazón aloja algo
totalmente diferente.
Nos hemos acostumbrado a
decir una cosa y vivir otra, pero en las cosas de DIOS esto no puede ser así. No existe tal cosa como un Cristianismo de
“dos caras”.
El deleite de DIOS es que
nosotros lo exaltemos y enaltezcamos dándole honor con nuestras palabras y
también con nuestras acciones permanentemente.
¿Nuestras acciones son
iguales a nuestras palabras? Hay un
dicho que dice: “Tus acciones hablan tan fuerte que no puedo oír tus palabras”.
Decidamos en este día ser la
clase de cristiano que DIOS quiere, la clase de cristiano que son fieles con
sus palabras y acciones. ¡Esto es, vivir una verdadera relación con el Señor
Todopoderoso!
CONFESIÓN DE FE: SOY UN CRISTIANO QUE
ENALTECE AL SEÑOR EN LO QUE DIGO, EN LO QUE HAGO Y CON LA CLASE DE VIDA QUE LLEVO
ORACIÓN:
Señor, en este día decido no vivir más un cristianismo de doble cara, que sólo me hace un rebelde para Contigo y un farsante ante todos los que me rodean. Ayúdame a partir de hoy a vivir enalteciéndote con mis palabras y mis acciones. Por Cristo Jesús, amén.
Señor, en este día decido no vivir más un cristianismo de doble cara, que sólo me hace un rebelde para Contigo y un farsante ante todos los que me rodean. Ayúdame a partir de hoy a vivir enalteciéndote con mis palabras y mis acciones. Por Cristo Jesús, amén.
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