lunes, mayo 14, 2012

UN CONSEJO

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Bendiciones,
Enio

Meditación Diaria
GRACIA
por RITCHIE PUGLIESE

COLOSENSES 4:6  “Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.”
Nuestras palabras tienen un efecto poderoso para bendecir o maldecir, para ayudar o lastimar, para edificar o arruinar.  
Por eso es importante no sólo hablar, sino también saber cómo hablar.  
DIOS nos creó con dos oídos y una boca para escuchar más y hablar menos.
¡Si aprendiéramos a callar, cuántos problemas nos evitaríamos!  Por cierto, no es cuestión de quedarnos mudos sino que tenemos que aprender a expresar las palabras que sean de bendición a otros.
El pasaje de hoy, nos quiere aconsejar que hablemos con gracia e incorpora un elemento bien conocido como es la sal.  Ésta, la sal, tiene ciertas propiedades como la capacidad de penetrar, de sanar y de preservar.
En los tiempos antiguos así como en muchas partes de nuestro país, no sólo se la usaba y se le usa para salar sino también como un elemento sanador de enfermedades y evita la descomposición o corrupción.  
¿Son nuestras palabras sanadoras y preservadoras de toda forma de descomposición o corrupción?
Tú bien sabes lo que te ha pasado en estos últimos tiempos con aquellas personas con las cuales discutiste y cómo todo terminó mal.  Toma esa experiencia como una situación para no volver a repetirla.
Ora al Señor y pídele Su gracia para primero escuchar, y luego responder lo necesario.  
Entrégale hoy mismo todo tu nerviosismo al Señor, a fin de poder controlar la situación y hablar lo que sólo sea para bendición.  
¡Toma, en este día, el “salero” espiritual y hecha sal a tu boca para que de élla sólo salgan palabras que valgan la pena escuchar!
CONFESION DE FE: DECIDO ESCUCHAR PRIMERO, PARA LUEGO RESPONDER CON PALABRAS DE BENDICION.
ORACION:Señor, te entrego mis palabras y mis expresiones para que, con la ayuda de tu Espíritu Santo, las sazones con sal.  ¡Ayúdame a ser un canal de bendición con mis palabras!  Te lo pido en el Nombre de Tu Hijo Amado.  Amén.

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