sábado, noviembre 21, 2009

DESARROLLA TU CARÁCTER

Desarrolla tu carácter
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Bendiciones,
Enio


Meditación Diaria

El Aposento Alto

DESARROLLA TU CARÁCTER
SANTIAGO 1:2-4 “Hermanos míos, ustedes deben tenerse por muy dichosos cuando se vean sometidos a pruebas de toda clase. Pues ya saben que cuando su fe es puesta a prueba, ustedes aprenden a soportar con fortaleza el sufrimiento. Pero procuren que esa fortaleza los lleve a la perfección, a la madurez plena, sin que les falte nada.”

Cuando mi hijo era pequeño, descubrimos que, aunque era brillante, tenía problemas de aprendizaje, y regresaba a casa con dolor de cabeza. No me agradaba la idea de obligarle a realizar sus tareas escolares después de la cena. Sin embargo, ambos nos inclinábamos sobre los libros, trabajando hasta que nuestros hombros estaban rígidos de tensión y fatiga.

Cuando llegábamos a ese punto, íbamos afuera y jugábamos con una pelota o caminábamos; tirábamos piedras en la quebrada, y hablábamos de cualquier cosa menos la escuela. Antes de que David se fuera a dormir, repetía Santiago 1:2-3. Orábamos pidiéndole a Dios que nos ayudara a sobreponernos a nuestros problemas, y a encontrar gozo aún en los tiempos difíciles.

David terminó la secundaria y hoy está en la universidad. Sus primeros años difíciles en la escuela desarrolló un vínculo muy especial entre nosotros. Aprendimos a enfrentar los retos al depender de Dios para perseverar, y experimentamos gozo al confiar en Su fortaleza.

Él usa las dificultades de la vida para desarrollar nuestra fe y formar nuestro carácter. Sra. Heidi Vander Slikke (Ontario, Canadá)

ORACIÓN: Amado Dios, enséñanos a perseverar en las pruebas al enfocarnos en Ti. En el nombre de Cristo. Amén.

PENSAMIENTO PARA EL DÍA
Cuando dependemos de Dios día a día, podemos perseverar

Pablo escribe a la Iglesia de Filipos
Filipenses 3.12-14 No quiero decir que ya lo haya conseguido todo, ni que ya sea perfecto; pero sigo adelante con la esperanza de alcanzarlo, puesto que Cristo Jesús me alcanzó primero. Hermanos, no digo que yo mismo ya lo haya alcanzado; lo que sí hago es olvidarme de lo que queda atrás y esforzarme por alcanzar lo que está delante, para llegar a la meta y ganar el premio celestial que Dios nos llama a recibir por medio de Cristo Jesús.

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