PASAR DE LARGO
El Aposento Alto
HECHOS 10:4 “―¿Qué quieres, Señor?—, le preguntó Cornelio, mirándolo fijamente y con mucho miedo. ―DIOS ha recibido tus oraciones y tus obras de beneficencia como una ofrenda —le contestó el ángel—.“
Son más de 200 los escalones que conducen a la Basílica el Sagrado Corazón en París, Francia. Caroline, mi hija, y yo subimos aquellas escaleras para visitar la basílica, ubicada en una zona alta, desde donde puede verse todo París. Cuando finalmente llegamos a la cima, quedamos de pie, con las piernas agotadas y extasiadas por la vista panorámica.
Al salir de la basílica, vimos a una mujer recostada en el umbral, justo allí por donde debíamos pasar. Vestía un saco andrajoso de color naranja y una bufanda verde. Parecía tener frío, estaba sucia y desamparada.
Tuve que pasar por sobre élla para salir de la iglesia. Al hacerlo, pensé: ¿Acaso los miembros de la iglesia también pasan de largo ante gente como élla? Tanto Caroline como yo sentimos que DIOS nos impulsaba a asistir a aquella mujer.
Caroline volvió, se arrodilló y le entregó algunos euros a la vez que le decía: «DIOS te ama». El rostro de la mujer se iluminó con una sonrisa. Nuestro encuentro con aquella mujer me hizo consciente de las veces en que paso de largo ante personas en necesidad.
Es fácil pasar los días sin prestar atención a las necesidades de quienes nos rodean. Aunque es posible que no podamos ayudar a todos, podemos dar en lo que el ESPÍRITU nos guíe.
OREMOS: PADRE Amado, guíanos hacia aquellas personas que hoy podemos ayudar. Que lo que motive nuestra generosidad sea nuestro amor por Tí. En el nombre de CRISTO, amén.
Sra. May Patterson
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