Porque no le
preguntamos a DIOS: ¿Me ayudarás?
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
SOLO
PREGUNTA
Nuestro Pan
Diario
**Leer 2a Reyes 5:9-14
ISAÍAS 65:24 “Antes que clamen, yo responderé;
mientras aún estén hablando, yo habré oído.”
mientras aún estén hablando, yo habré oído.”
El doctor
dijo que su desprendimiento de retinas no se podía reparar. Pero después de
vivir 15 años sin ver —aprendiendo Braille, y usando un bastón y un perro de
servicio—, la vida de esa mujer cambió cuando su esposo le hizo a otro oculista
una pregunta sencilla: «¿Puede ayudarla?». La
respuesta fue que sí. El médico descubrió que tenía una afección ocular común:
cataratas; y se la extrajo del ojo derecho. Al día siguiente, cuando le
quitaron el parche, su visión era 20/20. Una segunda cirugía en el ojo
izquierdo tuvo el mismo éxito.
Una simple
pregunta cambió también la vida de Naamán, un poderoso militar leproso. Con
arrogancia, se enojó ante las indicaciones de Eliseo: «lávate siete veces en el Jordán, y tu
carne se te restaurará, y serás limpio» (2 Reyes 5:10). Sin embargo, sus
siervos le formularon una pregunta sencilla: «si el profeta te mandara alguna gran cosa, ¿no la
harías?» (v. 13). Persuadido, Naamán se lavó «y su carne se volvió como la carne de
un niño, y quedó limpio» (v. 14).
A veces,
luchamos con algún problema en la vida porque no le preguntamos a DIOS: ¿Me ayudarás? ¿Debo ir? ¿Me guiarás? ÉL
no exige preguntas complicadas pidiendo ayuda. Le prometió a su pueblo: «antes que clamen,
responderé yo» (Isaías 65:24).
OREMOS: PADRE, gracias porque prometiste
escucharnos.
Por el amor de CRISTO, amén.
¿Cómo son de complejas tus peticiones de oración?
¿Qué problema de tu vida puedes entregarle a DIOS en
una oración sencilla?
**Leer 2a Reyes 5:9-14
Llegó Naamán con sus caballos y su carro y se paró a las
puertas de la casa de Eliseo. 10 Entonces
Eliseo le envió un mensajero a decirle: «Ve y lávate siete veces en el Jordán;
tu carne se restaurará y serás limpio.»
11 Naamán se fue
enojado diciendo: «Yo que pensaba: “De seguro saldrá enseguida, y puesto en pie
invocará el nombre de Jehová, su Dios, alzará su mano, tocará la parte enferma
y sanará la lepra.” 12 Abana
y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me
lavo en ellos, ¿no quedaré limpio también?»
Y muy enojado se fue de allí. 13 Pero sus criados se le
acercaron y le dijeron: —Padre mío, si el profeta te mandara hacer algo
difícil, ¿no lo harías? ¿Cuánto más si sólo te ha dicho: “Lávate y serás
limpio”?
14 Descendió
entonces Naamán y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra
del varón de Dios, y su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó
limpio.
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