Cuando
ofrezco hospitalidad, puede que sea la sanidad que ofrece Dios.
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Bendiciones,
Enio.
Meditación Diaria
UN
BÁLSAMO SANADOR
El
Aposento Alto
HEBREOS
13:2 “Y no se olviden de practicar la hospitalidad, pues gracias a ella
algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.”
Cuando recibí la carta anónima sobre la infidelidad
de mi esposo, mi mundo se vino abajo. Después de esto, vivimos separados
durante un tiempo y comencé a asistir a una iglesia allí donde me había mudado.
La iglesia brindaba un servicio de consejería privado, donde me animaron a
sumarme al estudio bíblico para mujeres. La líder me invitó al próximo retiro
espiritual y me comentó sobre un grupo de oración de mujeres que oraba por
personas con necesidades específicas. En todas partes que volteaba hallaba
gente amorosa que me acogía. La mayoría no conocía mi situación, pero su
cuidado y aceptación fueron un bálsamo para mi corazón hecho pedazos y mi
escasísima autoestima.
Luego, mi esposo comenzó a asistir a esta iglesia
conmigo. La bienvenida sincera y la actitud comprensiva de quienes conocían
nuestra situación le ayudaron a él en el camino a entender lo que realmente
significa seguir a JESÚS.
Durante todo este tiempo, llegué a
comprender lo importante que es ser cariñoso y abierto con cada persona que
encontramos. No podemos conocer la pena y angustia
que otros sienten, pero en este mundo
devastado,
casi todos están heridos de un modo u
otro. Ese dolor tal vez acerque a alguien a la iglesia por primera vez.
Ya seamos miembros nuevos o de por años,
cada persona requiere el cuidado que representa la gracia y sanidad
que CRISTO ofrece.
OREMOS: Oh DIOS, ayúdame a ver a cada persona como Tu
creación y mostrarle Tu amor. En el nombre de JESÚS, amén.
Sra. Pamela Rosales (Oregon, EE.UU.)
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