miércoles, mayo 10, 2017

LA NATURALEZA DEL CHISME

Debemos utilizar nuestras palabras para consolar, alentar y edificar a otras personas.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
LA NATURALEZA DEL CHISME
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ROMANOS 1:28-31 “Como ellos no quisieron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente depravada, para hacer cosas que no deben. 29 Están atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y perversidades.30 Son murmuradores, calumniadores, enemigos de Dios, injuriosos, soberbios, vanidosos, inventores de males, desobedientes a los padres,31 necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia.
         DIOS detesta el chisme, y por tanto, no considera agradables la conversación frívola ni las palabras mal intencionadas: Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca.” (Colosenses 3:8). Lamenta-blemente, el chisme es tan común, que incluso algunos creyentes lo practican y justifican. Pero los rumores no tienen cabida en la vida de un cristiano.
         Romanos 1 contiene una de las listas de pecados más largas que hay en la Biblia. Pablo, su autor, recuerda a los creyentes que DIOS se ha revelado a toda la humanidad, y les dice que quienes le rechazan para ir tras los ídolos, ÉL los entrega a la inmundicia y a la concupiscencia: Por lo cual, también los entregó Dios a la inmundicia, en los apetitos de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos,” (Romanos 1:24).
         La mentira aparece en medio de la lista, y DIOS la detesta porque élla destruye vidas. La persona víctima del rumor, sea cierto o falso, muchas veces pierde el respeto de quienes la rodean. Entre sus efectos no están sólo los sentimientos heridos; también se pueden perder un empleo o una relación.
         Quienes propagan chismes, también enfrentan consecuencias destructivas. Su negativa a controlar su lengua revela motivos perversos o, por lo menos, falta de disciplina. Las personas temerosas de DIOS, también muchos que no son creyentes, evitan a esas personas con frecuencia, porque tienen una reputación empañada.
         Pero lo más dañino para un creyente que esparce rumores es que su acción puede arruinar su comunión con el Señor, porque en un mismo corazón no coexistir la animosidad hacia otra persona y la intimidad con DIOS.
         El chisme no le hace bien a nadie, y por eso, DIOS nos amonesta contra el mismo. Debemos utilizar nuestras palabras para consolar, alentar y edificar a otras personas.
OREMOS: Señor, ayúdame a evitar hablar mal de una persona.
Que todo lo que diga y haga, sea de Tu agrado.
Te lo pido en el nombre de Cristo, amén.


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