lunes, enero 25, 2016

¿ALGUIEN TE HA DECEPCIONADO?

Confiar en el Señor.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
¿ALGUIEN TE HA DECEPCIONADO?
JUAN 11:1-3 "Estaba enfermo uno llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta, su hermana. (María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume y le secó los pies con sus cabellos). Enviaron, pues, las hermanas a decir a Jesús:—Señor, el que amas está enfermo."
Cuando se sufre desilusiones en la vida, es fácil culparse a uno mismo o a otros —o incluso a ambos. Con frecuencia, es difícil saber qué decir o qué hacer, por no poder identificar realmente la causa o el propósito verdadero de la decepción.
La desilusión suele ser una respuesta emocional a nuestro fracaso, o al de otros, por no lograr que un deseo, una esperanza, un sueño o una meta se conviertan en realidad. Ésto puede llevar a hacer perder la fe en alguien en quien confiábamos, e incluso en una persona que amamos.
El evangelio de Juan nos dice que Jesús amaba a Marta, a su hermana María, y a Lázaro, el hermano de éllas. Por ésto, no sintieron la necesidad de decir al Señor algo más que “el que amas está enfermo” (Juan 11:3). Su expectativa era que tan pronto Jesús oyera ésto, ÉL vendría para sanar a su hermano.
Sin embargo, Jesús no se puso en marcha sino hasta dos días después. Cuando llegó, Marta salió a su encuentro y le dijo: “Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto” (v. 21). Había tenido la esperanza de que ÉL viniera de inmediato, para salvar la vida de Lázaro. Élla no veía el propósito del Señor, que era el de hacer un milagro más grande.
DIOS tiene razones para dejar que suframos decepciones. ÉL podría evitarlas, pero quiere mostrarnos Su propósito. Su deseo es que confiemos, creamos y dejemos que nuestras circunstancias lo glorifiquen a ÉL.
Cuando lleguen las desilusiones, ¿quedarás paralizado y desorientando en cuanto a los planes de DIOS para tu vida? ¿O estarás abierto a lo que el Señor quiera enseñarte, y ansioso por entender el propósito de ÉL, y Su lección en esas situaciones?  La respuesta correcta es simplemente… confiar en ÉL.
ORACIÓN: Señor, Padre Celestial. Gracias Señor porque a través de las pruebas y decepciones que estoy sufriendo, Tú tienes un gran propósito y me enseñas a confiar más en Tí. Gracias mi DIOS. En el nombre de Cristo, amén.
JUAN 11:1-  MUERTE DE LÁZARO
11 Estaba enfermo uno llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta, su hermana. (María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume y le secó los pies con sus cabellos). Enviaron, pues, las hermanas a decir a Jesús:—Señor, el que amas está enfermo.
Jesús, al oírlo, dijo:—Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.
Y amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando oyó, pues, que estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba. Luego, después de esto, dijo a los discípulos:—Vamos de nuevo a Judea.
Le dijeron los discípulos:—Rabí, hace poco los judíos intentaban apedrearte, ¿y otra vez vas allá?
Respondió Jesús:—¿No tiene el día doce horas? El que anda de día no tropieza, porque ve la luz de este mundo; 10 pero el que anda de noche, tropieza, porque no hay luz en él.
11 Dicho esto, agregó:—Nuestro amigo Lázaro duerme, pero voy a despertarlo.
12 Dijeron entonces sus discípulos:—Señor, si duerme, sanará.
13 Jesús decía esto de la muerte de Lázaro, pero ellos pensaron que hablaba del reposar del sueño. 14 Entonces Jesús les dijo claramente:—Lázaro ha muerto, 15 y me alegro por vosotros de no haber estado allí, para que creáis; pero vamos a él.
16 Dijo entonces Tomás, llamado Dídimo, a sus condiscípulos:—Vamos también nosotros, para que muramos con él.

JESÚS, LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA
17 Llegó, pues, Jesús y halló que hacía ya cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro. 18 Betania estaba cerca de Jerusalén, como a quince estadios, 19 y muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para consolarlas por su hermano. 20 Entonces Marta, cuando oyó que Jesús llegaba, salió a encontrarlo, pero María se quedó en casa. 21 Marta dijo a Jesús:—Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. 22 Pero también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará.
23 Jesús le dijo:—Tu hermano resucitará.
24 Marta le dijo:—Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día final.
25 Le dijo Jesús:—Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. 26 Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?
27 Le dijo:—Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.

JESÚS LLORA ANTE LA TUMBA DE LÁZARO
28 Habiendo dicho esto, fue y llamó a María su hermana, diciéndole en secreto:—El Maestro está aquí, y te llama.
29 Ella, cuando lo oyó, se levantó de prisa y fue a él. 30 Jesús todavía no había entrado en la aldea, sino que estaba en el lugar donde Marta lo había encontrado. 31 Entonces los judíos que estaban en casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se había levantado de prisa y había salido, la siguieron, diciendo:—Va al sepulcro, a llorar allí.
32 María, cuando llegó a donde estaba Jesús, al verlo, se postró a sus pies, diciéndole:—Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano.
33 Jesús entonces, al verla llorando y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió, 34 y preguntó:—¿Dónde lo pusisteis?
Le dijeron:—Señor, ven y ve.
35 Jesús lloró. 36 Dijeron entonces los judíos:—¡Mirad cuánto lo amaba!
37 Y algunos de ellos dijeron:—¿No podía éste, que abrió los ojos al ciego, haber hecho también que Lázaro no muriera?

RESURRECCIÓN DE LÁZARO
38 Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva y tenía una piedra puesta encima. 39 Dijo Jesús:—Quitad la piedra.
Marta, la hermana del que había muerto, le dijo:—Señor, hiede ya, porque lleva cuatro días.
40 Jesús le dijo:—¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?
41 Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo:—Padre, gracias te doy por haberme oído. 42 Yo sé que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado.
43 Y habiendo dicho ésto, clamó a gran voz:—¡Lázaro, ven fuera!
44 Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo:—Desatadlo y dejadlo ir.
45 Entonces muchos de los judíos que habían ido para acompañar a María y vieron lo que había hecho Jesús, creyeron en él. 


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