Tu
disciplina moldea mi carácter. Gracias Señor…
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
DESAPARECIENDO
A PAPÁ
HEBREOS
12:5-6 «Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor ni desmayes cuando
eres reprendido por El, porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a
todo el que recibe por hijo.»
Joe lleva a sus dos
hijas a jugar en el parque cerca de su casa casi todas las tardes. El observa
mientras la hija mayor monta su bicicleta alrededor del parque con su hermana
sentada detrás. El padre ha advertido a la niña mayor que no pedalee lejos de
la vista de él. Sin embargo, la niña
traviesa a menudo no presta atención a las palabras de papá.
Un día, Joe decidió enseñarle una lección a su hija
mayor. Cuando las niñas se fueron pedaleando, el se escondió de tal modo que no
lo pudieran encontrar. Al principio, las niñas estaban felices en la bicicleta.
Pero cuando de repente se dieron cuenta que papá no estaba a la vista, la niña
mayor entró en pánico y comenzó a llorar. Pensaba que élla y su hermana estaban
perdidas, que el padre las había abandonado.
Ésa fue la entrada para que el padre saliera de su
escondite. Abrazó a sus niñas, y les explicó por qué había hecho su acto de
desaparición. La siguiente vez que estuvieron en el parque, las niñas no
pedalearon demasiado lejos. La niña mayor le sonreía a su padre y decía, «Papi,
hoy estoy siendo tu hijita obediente».
Este incidente debe hacernos recordar la manera en
que DIOS nos disciplina como un padre disciplina a su hijo. Puede que algunas
veces parezca como si ÉL hubiese desaparecido de nuestras vidas. Pero en
realidad, somos nosotros los que nos hemos alejado de DIOS y ÉL nos ha dejado
para que nos las arreglemos solos.
ÉL aparta la bendición de Su rostro. Lo hace para
que podamos aprender nuestra lección y dejemos de ir por la vida por nuestra
cuenta. En Hebreos 12 se nos insta, «Hijo mío, no tengas en poco la disciplina del Señor, ni te
desanimes al ser reprendido por Él; porque el Señor al que ama, disciplina, y
azota a todo el que recibe por hijo». Más bien, debemos centrarnos en el hecho de
que Su disciplina moldea nuestro carácter.
Cuando pasemos por pruebas o tentaciones siempre
debemos mirar a DIOS y preguntarle qué es lo que ÉL quiere que aprendamos.
Nuestro Padre observa nuestras caídas y está ahí presente para levantarnos con
ternura y amor. Y aunque las caídas y las pruebas duelen, ÉL quiere que
aprendamos alguna lección para forjar nuestro carácter y acercarnos más a Su
lado. Si respondemos de la manera correcta, nos ayudará a madurar en nuestra
fe.
DIOS
está al mando de nuestras vidas. ÉL nos ha rescatado del pecado, perdonado y convertido
en parte de Su familia. La obediencia agradecida debe ser igualmente nuestra
respuesta.
Cada día tenemos una disyuntiva: Podemos reconocer
la soberanía de DIOS y confiar en ÉL, o rechazarle y seguir nuestro plan.
Comprometámonos a obedecer a nuestro Padre Celestial adondequiera que ÉL nos
conduzca.
ORACIÓN: Padre Celestial deseo
acercarme más a Tu lado, ayúdame Señor para poder hacerlo y que me digas qué debo
hacer para lograrlo. Confío en Ti y ayúdame Señor a cumplir Tu voluntad. En el
nombre de Cristo, amén.
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