domingo, octubre 13, 2013

EL ENOJO CONTAGIOSO

Iras y resentimientos…
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
EL ENOJO CONTAGIOSO
PROVERBIOS 22:24 25 “No te unas al iracundo ni te acompañes del irascible, no sea que aprendas sus costumbres y pongas trampa a tu propia vida.”
El enojo además de causar estragos en el cuerpo y en el alma, alcanza a todos lo que estén cerca. Los estallidos de ira y el resentimiento silencioso no se limitan sólo a la persona que los padece.
El espíritu de enojo es contagioso. Pasa de una persona a otra, y de una generación a la siguiente. Los lugares de trabajo pueden convertirse en ambientes tensos, llenos de palabras y actitudes dañinas.
La ira convierte a los hogares en campos de batalla y de hostilidad. Incluso las iglesias sufren por causa de la chismografía maliciosa, y de conflictos por causa de preferencias personales.
DIOS nos creó para vivir en comunión unos con otros, pero la ira puede envenenar nuestras relaciones. Por desgracia, los más cercanos a nosotros son los que más sufren. Los niños aprenden a responder a las situaciones de la vida viendo el ejemplo de sus padres, desarrollando sus mismas conductas e iguales ejemplos de comportamiento. Tenemos que reflexionar seriamente sobre qué tipo de actitudes estamos transmitiendo a nuestros hijos.
Afortunadamente, DIOS está dedicado a cambiar los corazones. Así como aprendemos a airarnos viendo el ejemplo de una persona, podemos aprender a actuar correctamente caminando estrechamente con el Señor. Cristo nos llama a venir y a aprender de Él, para hallar descanso para nuestras almas (Mt 11.28,29).
¿Qué prefieres: la ira que ciega, o la paz de Cristo? Ambas requieren un sacrificio. Para mantener el enojo, quizás tengas que renunciar a algunas amistades y a un legado piadoso para tu descendencia. Pero, para tener paz, pídele al Señor que te ayude a dejar en Su altar tu resentimiento, tus derechos personales y tus agravios.
En las tensiones de la vida, seamos hoy “hacedores de la palabra” y tomemos tiempo para escuchar y restringir nuestras palabras y nuestra ira.

ORACIÓN: Gracias Señor por Tu Palabra que me enseña a entenderte y comprenderte mejor cada día de mi vida. Gracias por las muestras de Tu amor. Ayúdame señor a dejar en Tu altar toda ira y resentimiento. Dame la paz que sólo Tú puedes dar. Por Cristo nuestro Señor, amén.

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