El secreto de la felicidad…
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
JUSTICIA Y SU
AMOR
SALMOS 118:17-18 “No he de morir; he de vivir para proclamar las maravillas del Señor.
El Señor me ha castigado con dureza, pero no me ha entregado a la muerte”.
Es
muy cierto que muchas de las pruebas que nos ha tocado atravesar son
profundamente dolorosas y desagradables desde los puntos de vista físico y
espiritual. Así como el oro y la plata necesitan ser fundidos a gran
temperatura para eliminar las escorias e impurezas, nosotros somos sometidos a
la prueba para capacitarnos y reforzar nuestra fe.
La
disciplina siempre es dura para quien la recibe, pero al final resulta de
bendición porque su objetivo es fortalecer nuestra obediencia.
Es
muy posible que hoy tú estés pasando por una de esas fuertes tribulaciones que
han desgastado tu cuerpo y tu alma. La buena noticia es que DIOS sabe hasta dónde
puedes aguantar y cuál es el mejor momento para suspender la prueba.
El
cuidará de tu vida porque la aprecia; El te la dió para que tu la disfrutes en
compañía de El. Búscalo pues y no te
apartes del camino que El te ha trazado.
¡Qué
bueno es saber que la Persona que está pendiente de mí es alguien intachable
que está absolutamente separada de todo lo que representa el mal! No hay ni una pizca de error o malicia en Su
actuar. Todo lo que hace es perfecto y todos Sus pensamientos son para bien.
Todo
lo que dice es verdad y Sus deseos son puros y justos. Su compasión y Su amor
no tienen fin y Su justicia no dejará de ser impartida. No hay nada que DIOS
haya hecho que sea digno de reclamo o de reproche.
Por
más que busquemos, nunca hallaremos nada por lo cual censurar Sus actuaciones.
Podemos descansar en Su justicia y en Su amor. Para nosotros son Sus
bendiciones y Sus promesas. Nadie podrá satisfacer los anhelos de tu alma como
lo hace DIOS. Puedes reposar en Su santidad y en Su infinito poder.
Búscalo
a Él y siempre lo encontrarás; nunca serás defraudado. Éste es el secreto de la
felicidad, andar todos los días de la mano de DIOS.
ORACION: Padre Santo,
te doy gracias porque Tu palabra me alienta en mis pruebas. Yo sé que Tú tienes
poder para hacer de éllas una gran oportunidad de edificación en mi vida,
aunque ahora yo no lo entienda. Ayúdame a echarme en Tus brazos confiadamente,
y a esperar en Tí, con la seguridad de que Tú deseas lo mejor para mí. En el nombre de Jesús, Amén.
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