viernes, noviembre 30, 2012

UN GRAN CAMBIO


Un gran cambio
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
RECONCILIACIÓN
MATEO 5:23-24 “Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.”
Un principio espiritual básico nos enseña que no podemos estar en una buena relación con DIOS a menos que mantengamos buenas relaciones con los demás; no podemos esperar ser perdonados si no perdonamos a quienes nos han hecho daño.  Esto les aseguró Jesús a sus discípulos en Mateo 6:15, cuando les enseñaba la oración modelo: El Padre Nuestro.  
A veces nos preguntamos por qué hay una barrera entre nosotros y DIOS, o por qué nuestras oraciones no encuentran respuesta. Es muy probable que seamos nosotros mismos quienes estamos levantando paredes entre nosotros y DIOS.
Cuando no buscamos la reconciliación o no perdonamos, el resentimiento se produce en nuestro corazón, y si éste se descuida, puede dar lugar a raíces de amargura que van a afectar profundamente nuestra relación con el Señor, y nos van a privar de sus bendiciones.
En Hebreos 12:15 dice: “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de DIOS; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados”. Ciertamente es de suma importancia que tratemos de no llegar a este punto, y para ello es necesario que resolvamos nuestras diferencias con los demás lo más rápidamente posible. Por eso la Biblia dice, “no se ponga el sol sobre vuestro enojo”. (Efesios 4:26).
Pero, ¿y si la otra persona no quiere reconciliarse conmigo? Lo importante es que tú busques la reconciliación, que hagas todo lo posible por restablecer la relación que ha sido afectada. El apóstol Pablo escribió en Romanos 12:18: “Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres”.
Jesús vino a este mundo con el fin de reconciliarnos con DIOS. Dio Su vida para eliminar la barrera del pecado que nos separaba del Padre, y al aceptar Su sacrificio, tenemos paz con DIOS y podemos vivir en comunión con Él. Sin embargo muchos rechazan la invitación de Cristo a esta santa comunión.
Nuestro deber como cristianos es hablarles de Jesús, pero depende de ellos responder de una manera u otra. Dice 2a Corintios 5:18-20: 18 Todo se lo debemos a Dios que nos ha puesto en paz con él por medio de Cristo y nos ha confiado la tarea de llevar esa paz a los demás. 19 Porque sin tomar en cuenta los pecados de la humanidad, Dios hizo la paz con el mundo por medio de Cristo y a nosotros nos ha confiado ese mensaje de paz. 20 Somos, pues, embajadores de Cristo y es como si Dios mismo os exhortara sirviéndose de nosotros. En nombre de Cristo os pedimos que hagáis las paces con Dios”.
Cuando los judíos traían su ofrenda para sacrificarla con el fin de expiar sus pecados, sabían bien que el sacrificio no era suficiente para el perdón de pecados si éste no incluía un verdadero arrepentimiento, y por supuesto, el propósito de rectificar las consecuencias que hubiera podido tener el pecado. Un sacrificio válido implicaba confesión y restitución.
En este pasaje, Jesús les recuerda a aquellos que le escuchaban que si al momento de presentar la ofrenda ante el altar, se acuerdan que no han enmendado su relación rota con el hermano que fue ofendido, deben dejar a un lado la ofrenda, volver a él y restaurar esa relación.
Hazte el propósito de buscar la reconciliación y restaurar toda relación que haya sido dañada, aunque pienses que fue la otra persona la que ocasionó el problema. Házlo en el nombre del Señor, sabiendo que a Él le agrada tu actitud de humildad. Cualquiera sea el resultado de tu gestión, DIOS te recompensará.
ORACIÓN: Padre mío, anhelo complacer Tu corazón buscando la paz con todos, pero confieso que muchas veces no tengo las fuerzas para buscar la reconciliación con aquellos que me han herido. Por favor, lléname de Tu Espíritu y capacítame para perdonar y acercarme a éllos mostrándoles Tu amor. Te lo pido en el nombre de Jesús, Amén.

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