miércoles, julio 09, 2008

POBRES... EN ESPIRITU

Pobres…. en espíritu.
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Bendiciones,
Enio


POBRES
REV. Richard M. Pugliese

MATEO 5:3 “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.”

Si hiciéramos una encuesta sobre si a alguno le gustaría ser pobre, con toda seguridad el cien por ciento diría un rotundo ¡NO!.

Es verdad que a nadie le gusta ser pobre. Por eso nos esforzamos diariamente por estudiar y conseguir mejores empleos a fin de vivir bien lejos de la llamada pobreza. Generalmente asociamos la pobreza humana como una maldición y fracaso. Lo increíble de esto es que en el ámbito espiritual la pobreza es bien vista a los ojos de Dios. No se refiere a la pobreza económica sino a la espiritual.
La Biblia afirma que el cielo estará lleno de pobres de espíritu. ¿Cómo puede ser esto? ¿Quiénes son los pobres de espíritu? El Reino de los cielos estará lleno de personas que se consideran a si mismas pobres de espíritu, es decir impotentes de vivir por su propia fuerza la vida cristiana. El pobre de espíritu es aquél que reconoce su estado y busca la fuerza del Espíritu Santo para poder obedecer al Señor. Es aquel que busca a Dios por medio de la oración y de la lectura de la Biblia.

Para ser ricos espirituales debemos primero considerarnos pobres espirituales pues únicamente los pobres pueden llegar a ser ricos. Los que no tienen nada pueden obtener todo del Señor. Existen cristianos que pareciera que “se las saben todas” y viven cegados por su orgullo espiritual. Ellos se consideran a si mismos ricos espirituales.

En este día, el Señor nos recuerda que únicamente los que se consideran a si mismos pobres de espíritu son calificados por Dios para ser transformados en ricos espirituales. No importa cuántas experiencias espirituales hayamos tenido, lo que importa es considerarse siempre un pobre de espíritu porque el Señor se agrada de ellos.

CONFESION DE FE: SOY UN POBRE DE ESPIRITU ENRIQUECIDO POR LA GRACIA DE DIOS

ORACION:
Padre celestial. Gracias por recordarme que la clave para ser rico espiritual es considerarse siempre, a uno mismo, pobre de espíritu. Por Cristo Jesús. Amén.

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