El Señor no me habría escuchado.
Bendiciones,
Enio
ALIENTO DEL CIELO PARA CADA DIA
Meditación Diaria
por RITCHIE PUGLIESE
INIQUIDAD
SALMO 66:18 Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, El Señor no me habría escuchado.(Vers. Reina y Valera)
Si yo tuviera malos pensamientos, el Señor no me habría escuchado;(Vers. Dios Habla Hoy)
Siguiendo con esta serie sobre la vida de oración, hoy trataremos acerca de lo que frena, detiene, nuestra vida de oración.
Hay veces que apartamos el tiempo para estar a solas con el Señor, nos ponemos en nuestras rodillas para buscar Su rostro y de golpe todo se oscurece… viene sobre nosotros una voz acusadora que nos recuerda los pecados cometidos, y llegamos a la errónea conclusión que “en ese estado no podemos orar”, y dejamos de orar.
La solución a esto no es detener mi oración, sino en encausar mi oración como Dios lo quiere.
Debemos tener siempre presente que lo primero que debemos hacer, al empezar a orar, es confesar nuestros pecados y limpiarnos de toda iniquidad (malos pensamientos).
Como seres terrenales, estamos afectados a una serie de cosas que originan en nuestro ser impurezas, pecados, iniquidades, que nos separan de Dios. La clave no es continuar llevando la carga pesada del pecado, sino entregársela al Señor por medio de la confesión específica y reclamando que Su preciosa sangre nos limpie de todo pecado y maldad.
La próxima vez que vayas a orar no te olvides que lo primero: Debes estar primero. Tú sabes de lo que estoy hablando… de liberarte y limpiarte de toda maldad, pecado e iniquidad.
Cuando lo hagas con fe, verás los cielos abiertos y normalizada tu comunión con el Señor.
CONFESION DE FE:
MIS PECADOS E INIQUIDADES SON LIMPIADOS Y PERDONADOS AL CONFESARLOS AL SEÑOR
ORACION:
Gracias Señor Jesús, porque en Tí puedo hallar verdadera liberación de mis iniquidades. Gracias por Tu preciosa sangre que me limpia de toda maldad y me abre el camino para hablar contigo con libertad. En Tu Santo nombre, amén.
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