¿Qué pasó con nuestra libertad?
Bendiciones
Enio
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COMO LA VERDAD NOS HACE LIBRES
2ª Corintios 5:14-19
14 El amor de Cristo se ha apoderado de nosotros desde que comprendimos que uno murió por todos y que, por consiguiente, todos han muerto. 15 Y Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí mismos, sino para él, que murió y resucitó por ellos.
16 Por eso, nosotros ya no pensamos de nadie según los criterios de este mundo; y aunque antes pensábamos de Cristo según tales criterios, ahora ya no pensamos así de él. 17 Por lo tanto, el que está unido a Cristo es una nueva persona. Las cosas viejas pasaron; se convirtieron en algo nuevo. 18 Todo esto es la obra de Dios, quien por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el encargo de anunciar la reconciliación. 19 Es decir que, en Cristo, Dios estaba reconciliando consigo mismo al mundo, sin tomar en cuenta los pecados de los hombres; y a nosotros nos encargó que diéramos a conocer este mensaje.
Como creyentes en Cristo, nos gusta reivindicar la promesa del Señor de que conocemos la verdad y que la verdad nos hará libres (Juan 8:32). Es maravilloso ver el poder de Dios trabajando al principio de nuestra Salvación. Los viejos hábitos se van, mientras que los cambios positivos duraderos llegan de la noche a la mañana.
Al mismo tiempo, algunos pensamientos perturbadores de inutilidad e incompetencia, se quedarán tenazmente estancados. Mientras luchamos con sentimientos de inseguridad, comenzamos a preguntarnos ¿qué pasó con nuestra libertad? Nuestra nueva identidad como hijos de Dios no corresponde a nuestro comportamiento. Es como si nos hubiésemos convertido en las víctimas de una broma cruel. Pensamos que habíamos ordenado un paquete de libertad, pero al abrirlo nos encontramos con algo totalmente diferente a lo que esperábamos.
El problema está en que frecuentemente fallamos en distinguir entre el "acto de Salvación”, que sucede en un momento, y "el progreso de la Santificación", que dura una vida entera. Cuando somos salvados, inmediatamente tomamos una nueva identidad y nos convertimos en lo que la Escritura llama "una nueva creación" (2 Corintios 5:17). Entonces comienza el proceso de transformación a la imagen de Cristo a través de la renovación de nuestras mentes (Romanos 12:2). Recuerda que la promesa de libertad es acreditada con una condición: eso significa darse un banquete con la Escritura, así como también estudiando y absorbiéndola. Entonces nuestras mentes serán verdaderamente renovadas, y comenzaremos a pensar como lo hace Dios.
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