miércoles, octubre 16, 2019

UNA HORA BIEN INVERTIDA


El tiempo dedicado a DIOS en oración nunca es malgastado.
Comparte esta meditación.
Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
UNA HORA BIEN INVERTIDA
El Aposento Alto
**Leer Isaías 46:3-9(DHH)

ISAÍAS 46:4 “Dice el Señor… yo los sostendré y los salvaré.”

Uno de los recuerdos más vívidos de mi infancia fue cuando mi madre se retiraba a la sala para orar durante una hora cada día a las tres de la tarde. Era su tiempo especial y nosotros sabíamos que no debíamos interrumpirla a menos que fuese algo importante. Aun cuando ya yo no vivía en casa, si llamaba durante la tarde, papá me recordaba gentilmente que ese era el tiempo de oración de mamá.
Este tiempo sagrado reveló su relación amorosa y confiada con DIOS. Mamá dedicaba esa hora a su mejor amigo, no solo compartiendo con ÉL lo que estaba en su mente, sino escuchando con su corazón en medio de aquella quietud.
Han pasado muchos años y hoy mamá vive en un hogar para ancianos. Ya no puede orar como antaño, pero estoy segura de que su relación con DIOS está más fuerte que nunca. Puedo ver en élla cierta paz y aceptación que creo es el fruto de sus años de oración.
Mamá es un recuerdo vivo de la promesa de DIOS, manifestada claramente por el profeta Isaías.
Tengo la certeza de que DIOS jamás abandonará a mi madre, ni a ninguno de nosotros.
OREMOS: Oh DIOS, ayúdanos a recordar que debemos separar un tiempo cada día para compartir contigo en oración.
En el amor de Cristo, amén.
Sra. Andrea Woronick (Connecticut, EE.UU.)
**Leer Isaías 46:3-9(DHH)
Óiganme, descendientes de Jacob, todos los que quedan del pueblo de Israel: Yo he cargado con ustedes desde antes que nacieran; yo los he llevado en brazos, y seguiré siendo el mismo cuando sean viejos; cuando tengan canas, todavía los sostendré. Yo los hice, y seguiré cargando con ustedes; yo los sostendré y los salvaré.
¿Con quién pueden ustedes compararme? ¿A quién piensan que puedo parecerme? Hay quienes sacan mucho oro de sus bolsas, y pesan plata en la balanza; luego contratan a un artesano que les haga un DIOS para inclinarse ante él y adorarlo. Lo cargan sobre los hombros y se lo llevan; lo colocan sobre un soporte y ahí se queda, sin moverse de su sitio. Por más que gritan pidiéndole ayuda, no les responde ni puede salvarlos de sus angustias.
Recuerden esto, pecadores, no se hagan ilusiones, piénsenlo bien; recuerden lo que ha pasado desde tiempos antiguos. Yo soy DIOS, y no hay otro; soy DIOS, y no hay nadie igual a mí.
 Visita nuestra página web en la siguiente dirección:


No hay comentarios.: